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Peligrosa derrota del Caja Laboral Baskonia en la Euroliga

El trastorno bipolar no parece que sea el mejor compañero de viaje

El conjunto gasteiztarra estuvo a punto de vencer al Cantú en un último cuarto de locura después de haber hecho el ridículo en unos dos cuartos intermedios horribles. Nemanja Bjelica fue el artífice de la remontada, pero le traicionaron los nervios en la contra final.

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BENNET CANTÚ 71

CAJA LABORAL BASKONIA 68

Arnaitz GORRITI

Si alguna vez se dignase alguien de hacer el making off de las crónicas periodísticas, descubriría que los titulares y párrafos iniciales de las crónicas cambian y varían como las veletas. Tanto en el tono como en el contenido, las crónicas suelen sufrir bandazos impresionantes, y termina por ser difícil encontrar la síntesis de los polos opuestos, el exacto término de medio entre la euforia, la apatía o la ira.

Se podría decir que ése es también el mismo mal de este Caja Laboral Baskonia: la ausencia total del sentido de la medida, o de síntesis. O todo es blanco o todo negro. O juega de maravilla, o juega rematadamente mal; algo que ya empieza a parecerse al trastorno bipolar. Y, francamente, no parece que el trastorno bipolar sea el mejor compañero de viaje para tratar de aspirar a algo positivo.

El conjunto baskonista pasó por todos los estadios de la euforia y la abulia, pasando por la ira -y hasta la pereza, la soberbia... o la gula...- ante un Bennet Cantú que vio cómo fue su propio rival quien se inmolaba.

A falta de cinco minutos, el cuadro transalpino ganaba por 64-43, y ya bastante trabajo costaba imaginar que el conjunto gasteiztarra pudiera recuperar el basket average -el Caja Laboral Baskonia ganó de 12 puntos en Gasteiz, 81-69-, como para imaginar que podría aspirar a ganar. Pero Nemanja Bjelica, al fin, sacó a relucir su clase y lideró la remontada ante un Cantú al que le temblaron las rodillas más de la cuenta.

El alero serbio fue el máximo exponente de un Baskonia que se la jugó al prescindir de los hombres interiores puros. Jugando con Bjelica de ala-pívot y Teletovic de pívot, con Prigioni, San Emeterio y Oleson como complementos, lograron un parcial de 5-25, llegando a ponerse 69-68 a falta de 8 segundos para el final.

Con el Pala Desio a punto de la catatonia, Bjelica atraparía un último rebote -además, robaría 4 balones-, y salió a la contra con ímpetu arrollador. Pero entre que la defensa italiana se dijo que nada de canastas fáciles, entre que los árbitros se tragaron el silbato sobre una más que posible falta sobre el serbio, y entre que éste no vio a Prigioni desmarcado, el Baskonia perdió el balón y la ocasión de remontar. Al menos salvó el basket average, eso sí.

15 puntos en 20 minutos

Pero el gran pecado del Baskonia no estuvo en ese último balón, sino en el segundo y tercer cuartos. Durante esos 20 minutos, los de Ivanovic sólo anotaron 15 puntos, mientras que el Cantú se encomendaba a la muñeca de Basile, 18 puntos, la brega de Marconato, 10 rebotes, y la lucha de una rotación muy corta pero muy guerrera, para machacar a un rival diluido.

En 20 minutos el Baskonia echó por tierra su gran inicio, y sólo el arranque de Bjelica y Teletovic le dio opciones. Pero, ¡ay, tanta irregularidad!

Pasar los malos momentos «juntos»

«Esto es baloncesto», recordaba Dusko Ivanovic al ser cuestionado sobre los bandazos de su equipo. «Un partido dura 40 minutos y siempre hay malos momentos. El equipo tiene que tener la paciencia y cabeza fría para, cuando juegas mal, no lo hagas muy mal. Hay que pasar esos malos momentos con la defensa y estando juntos, y luego aprovechar las posibilidades para ganar», añadió.

Según el técnico montenegrino, «comenzamos muy bien, pero perdimos el ritmo después de algún cambio, en el momento en que no corrimos y les permitimos canastas en transición». Con todo, comentó que «la clave del partido estuvo en el comienzo del tercer cuarto, donde hemos hecho tres jugadas muy mal, ellos se han ido diez arriba y hemos tenido una crisis, sobre todo en ataque. Pero recuperamos bien y lástima que no supimos jugar bien este último ataque».

Sobre la última jugada de Bjelica, Ivanovic respaldó al alero. «Nemanja tenía la ambición de poder anotar. Pensaba que podía jugarlo. Quizá perdimos por ese detalle, pero demostró carácter y la próxima vez la va a meter». A. G.

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