Decía sir Bobby Robson que «si los periodistas no existieran, el trabajo de entrenador sería dos veces más fácil y más agradable». Esta semana, la de la post-derrota ante el Granada, la mayoría de la prensa deportiva se la ha pasado sugiriendo la necesidad de planes `B' para afrontar cerrojos como el del domingo -eso sí, sin ofrecer ni una sóla solución táctica-, recordándole los muchos minutos que algunos de sus futbolistas acumulan en sus piernas, recuperando la idea de las rotaciones... Y el miércoles, en la previa del partido europeo, Marcelo Bielsa, que sabe más por sabio que por loco, zanjó por lo sano cualquier debate periodístico y dejó claro que ni planes `B', ni rotaciones, ni nada que no sea su estilo y filosofía de juego. Y lo argumentó. «Uno no puede cambiar la idea con la que juega cuando merece obtener el triunfo que persigue largamente. Debería cambiarlo cuando uno siente que el rival le supera, que no crea las ocasiones suficientes o que le crean demasiadas ocasiones de gol», justificó. Una vez, se cuenta sobre él, se sentó con un periodista a explicarle cuestiones tácticas; luego le pidió que se lo resumiera. Fue incapaz. Le sugirió que no le hiciera perder más el tiempo. Cierto o no, siendo Bielsa, todo es posible. A Bielsa no le gusta ganar de cualquier manera, sino a la suya, sustentada no sobre esquemas ni tácticas, sino sobre valores: compromiso del grupo, protagonismo en el juego, ambición por la victoria... La prensa seguirá a lo suyo; Bielsa, también, que es el que manda. Esperemos, en cualquier caso, que sus declaraciones sobre nosotros estén siempre más cercanas a las de Bobby Robson, que a las del técnico escocés Tommy Docherty, cuando afirmó que «siempre dije que había un lugar para la prensa, pero todavía no lo han cavado».