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El SPD busca votos entre liberales e izquierdistas

El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) acaba de finalizar su congreso, que empezó el pasado domingo, en paz. En vez de protagonizar uno de su habituales rifi-rafes entre sus tres pesos pesados por ser candidato a canciller en las elecciones generales de 2013, el SPD se mostró unido y dispuesto a reconquistar el poder en dos años.

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Ingo NIEBEL | BERLÍN

El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) ha terminado su congreso en paz. En vez de protagonizar uno de su habituales rifi-rafes entre sus tres pesos pesados por ser candidato a canciller en las elecciones generales de 2013, el SPD se mostró unido y dispuesto a reconquistar el poder en dos años.

La elección de los lemas reflejan el estado de ánimo de un partido. «Nuestro capital: democracia y justicia», fue el lema principal del congreso de Berlín. Cabe preguntarse qué peso real tienen en estos días valores como «democracia» y «justicia», y si alguna agencia de calificación ya le ha puesto nota al «capital» del SPD, que, por lo general, lo conforman sus votantes, militantes y funcionarios.

La cúpula del SPD optó por sacar a una de las joyas del partido, el ex canciller Helmut Schmidt. El veterano político de 92 años, irreductible fumador también en estudios de televisión, abrió la convención con un discurso sobre Europa y la crisis.

Schmidt criticó a la canciller Angela Merkel (CDU) tanto por la gestión económica como política de la actual crisis. Su ira se encendió por el programa de austeridad impuesto a Grecia en medio de una recesión.

«Nuestros beneficios son en realidad los déficits de los demás estados europeos», remarcó. Schmidt llamó a moderar el tono, a pesar de que Alemania tiene un «papel especial» en el Viejo Continente. Un periodista resumió el impacto del discurso diciendo que si alguien hubiera propuesto a Schmidt ser candidato a canciller, el congreso le habría votado.

He aquí el gran problema del SPD actual. ¿Por qué ni el presidente Sigmar Gabriel, ni los ex ministros de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, y de Hacienda, Peer Steinbrück, han sido capaces de formular semejante posicionamiento? Quizás porque, hoy en día, no cuentan ni con la experiencia ni con la visión estratégica a la largo plazo.

Gabriel, reelegido en su cargo junto a la secretaria general Andrea Nahles, decretó el fin de la reforma del SPD, que en 2009 obtuvo con 23 puntos el peor resultado de su historia. Además, se decantó por los Verdes como futuros socios de gobierno en 2013. Gabriel aparcó el espinoso tema sobre quién hará frente a Merkel en los próximos comicios. Sobre la mesa se barajan los nombres de Steinmeier, Steinbrück y el suyo propio.

La estrategia de Gabriel para volver al poder se refleja en el lema del congreso y recuerda al lema de «el nuevo centro» que Gerhard Schröder utilizó en la campaña electoral de 1998, en la que arrebató el poder al canciller cristianodemócrata Helmut Kohl (CDU), gracias a la ayuda de los Verdes. Entonces, el socialdemócrata no definió su «nuevo centro», obviando cuál había sido «el antiguo».

En 1998, el SPD ganó con el 41% de los votos, a los que sumó el 6,7% de los Verdes. En estos momentos, el primero sólo llega a 28 puntos y los segundos a 14. Estas cifras no son suficientes para gobernar con mayoría en el Bundestag. La CDU de Merkel tiene 34 puntos, uno menos que en 1998, y su socio, el Partido Liberaldemocrático (FDP), se quedaría fuera del hemiciclo, perdiendo el 6,3% de 1998.

Die Linke (La Izquierda) podría jugar un papel decisivo. En 1998, bajo otro nombre, cosechó el 5,1% de los votos y, actualmente, se sitúa en 9 puntos. Pero ni el SPD ni los Verdes quieren pactar con ellos.

Como factor incalculable, por ser nuevo, se presenta el Partido Pirata. Y otro factor, que aún se halla detrás del horizonte político, es una nueva formación de índole conservadora y euroescéptica que podría situarse entre el FDP y la CDU.

Gabriel, decidido a captar votos entre los liberales, abogó por un «proyecto de centro izquierda». A ellos iba dirigida la palabra «democracia» del lema. Y con la de «justicia», quiso cazar en el coto de Die Linke.

El congreso acordó subir el impuesto sobre las rentas altas, haciendo un guiño al «izquierdista» Gabriel. Al mismo tiempo, el «derechista» Steinbrück se opuso a otras medidas contra los «ricos», porque quiere colaborar con ellos.

Además, la Ejecutiva Nacional pasará de 45 miembros a 35. Según Gabriel, esta medida aumentará la eficiencia del partido. Lo que es seguro es que bajará el presupuesto del partido que, por primera vez desde 1906, tiene menos de 500.000 afiliados, mientras que las ayudas estatales dependen del número de votantes. Está por ver si el panorama político, eclipsado por la crisis, no obliga a Gabriel a reeditar el bipartito con Merkel que él mismo ha rechazado.

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