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Jon Odriozola Periodista

Apología del «perdedor»

Lo que presumo es que sin explotación del hombre por el hombre desaparecerá la alienación gradualmente. Incluso la alienación de los alienantes que alienan sin saberlo, como un diabético que no sabe que lo es

Francamente, resulta difícil ser «persona» (del griego prosopon: máscara) en las condiciones de vida y trabajo bajo el capitalismo. La vida -decía John Lennon- es eso que pasa enfrente tuyo mientras estás ocupado en algo. Una especie de alienación. Una alienación que autores marxistas «heterodoxos», en los años sesenta del siglo pasado, consideraban que también podría darse en el socialismo (el de verdad). Es posible, no lo sé, nunca he conocido el socialismo como «vividura». Lo que presumo es que sin explotación del hombre por el hombre desaparecerá la alienación gradualmente. Incluso la alienación de los alienantes que alienan sin saberlo, como un diabético que no sabe que lo es. No confundir con un pesimista que no es necesariamente un alienado. A mí el fútbol, ese opio, me gustará siempre lo mismo hoy que mañana con auroras rojas. Y el ajedrez.

Si somos seres humanos es gracias al trabajo y a la capacidad del hombre de fabricar herramientas. De aquí vino el lenguaje y, consustancial a él, el pensamiento, el desarrollo de las fuerzas productivas, la división del trabajo y las relaciones sociales de producción y su contradicción entre el carácter social de la producción y la propiedad privada ergo la lucha de clases, hasta hoy.

El trabajo libera y realiza a la persona o la embrutece, según. El trabajo bíblico esclaviza; el trabajo colectivo, no. ¡Qué tiempos estos en que en vez de luchar por la disminución de la jornada laboral o un puesto fijo, se suplica un curro en lo que sea y como sea! Y ello bajo el capitalismo sin que importe qué sigla o gobierno gestione los intereses del gran capital, pues que sólo los tiburones son «personas libres» y no alienadas (salvo por el lujo y la holgazanería). Libres de cualquier condicionamiento, pues son ellos los que imponen las condiciones sin perjuicio de que se devoren entre ellos en la jungla del capitalismo, el monopolismo y el imperialismo. Esto pasa lo mismo en una fábrica que en una explotación agraria. Es la producción la que impone la ideología dominante y predominante que es la clase dominante, sea un pequeñoburgués o un pequeño propietario rural, ambos tan alienados -o más- como el que es explotado y subyugado.

Decía que es jodido ser «persona». Quieres vivir y acabas «dejándote vivir». Como un poeta con ínfulas. Siempre hay quien te putea, velis nolis, nolens volens. Los peores los que ni lo saben por pereza, insidia o mostrenquidad. Pero son felices.

Para sobrevivir no basta tener una fuerte «personalidad» lo que sería sinónimo de bicho raro, un «perdedor» en el hormiguero social con régimen sinoecista hostil. Yo, borracho perdido como ya estoy, comulgo con Pessoa, escritor luso y filofascista por cierto, y su «despersonalización». Es decir, por la heteronimia. Ser muchas personas en una, algo aristotélico. Y no inventarse falsas personalidades para dar gusto a rastacueros. No hay que revestirse sino desvertirse y en este streaptease vas descubriendo lo que eres, malgrè lui. Me pongo roussoniano. Me pongo como me sale de los cojones y así me va (por burro). Hoy martes y trece, te cagas.

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