El Kremlin ha dejado claro que no piensa acceder a la petición de revisar el resultado electoral que reclamaron decenas de miles de personas el sábado. Dmitri Peskov portavoz del primer ministro, Vladimir Putin, ha excluido tal posibilidad afirmando que «incluso añadiendo los supuestos testimonios de fraude electoral, apenas afectan al 0,5% del total de papeletas. Esto no puede poner en cuestión la legitimad del escrutinio o los resultados definitivos».

La oposición, en una movilización sin precedentes durante la era Putin, exige la anulación del proceso cuyo resultado oficial otorgó el 49% de los sufragios a Rusia Unida, el partido en el poder. La misión de observadores de la OSCE afirmó también haber constatado casos de rellenado de urnas.

Rusia Unida respondió a la movilización contra el fraude con otra concentración ayer de sus partidarios en el centro de Moscú con el lema «Viva Rusia, viva Putin». La policía de la capital calculó que participaron 25.000 personas, la misma cifra que había ofrecido para la manifestación opositora que, según sus organizadores llegó a contar con entre 50.000 y 80.000 manifestantes. Una corresponsal de France Press indicó que el número de la concentración pro Putin fue en realidad mucho menor. El Partido Comunista que también denuncia los fraudes, pero mantiene los escaños que consiguió en las elecciones, ha convocado su propia manifestación para el domingo en la plaza Lubianka, cerca de la comisión electoral.

El presidente druso, Dmitri Mevededev, subrayó el domingo no estar de acuerdo con las reivindicaciones de los manifestantes pero dijo que iniciaría una investigación sobre las irregularidades denunciadas. Desde la oposición, el anuncio no tiene ninguna credibilidad, menos aún si quien se encarga de llevar a cabo la investigación es la actual comisión electoral, acusada de organizar el fraude.

Medvedev recibirá mañana a los líderes de Rusia Unida, así como a tres de partidos de oposición, entre ellos el Partido Comunista.