Josu Erkoreka, portavoz del PNV, fue el orador encargado de abrir la sesión de ayer. Tras pasar por las cuestiones económicas y criticar la obsesión por los ajustes de Mariano Rajoy, le demandó que se comprometa en la construcción de «una paz definitiva e irreversible» y, en este camino, le invitó a «poner freno a la excepcionalidad y de implementar una política penitenciaria más abierta, dinámica y flexible» que «sin merma de la legalidad, contribuya a normalizar la situación de los reclusos».

También la diputada de Geroa Bai, Uxue Barkos, inquirió a quien desde hoy será presidente del Gobierno si está dispuesto a «dar continuidad al proceso de paz», lo que en su opinión supone, entre otras cosas, terminar con políticas penitenciarias «extraordinarias» como la dispersión de presos vascos.

Rajoy no fue muy locuaz en esta materia, y eso que durante toda la jornada de la víspera no la trató en absoluto. Se vio que esperaba a que ayer intervinieran los portavoces vascos, pero ni aún así quiso profundizar en la cuestión. Se limitó a exigir la disolución de ETA, apoyar a sus víctimas, apostar por la libertad y los derechos humanos -«el primero de ellos, la vida»-, no salirse de la observancia de la ley y comprometerse a mantener una interlocución con el PNV en esta materia en base a «prudencia, sensatez y tiempo».

«Espero que podamos arreglar de manera definitiva este asunto», dijo para concluir su respuesta a Erkoreka.

Riesgo y sentido de Estado

El portavoz jeltzale se había mostrado «sorprendido» porque el candidato del PP no hubiera citado en su primera intervención el nuevo tiempo abierto en Euskal Herria con el anuncio del cese de la actividad armada de ETA. Le pidió «valentía» para consolidar la paz y combinó la demanda de que «trabaje con discreción, con mucha discreción» y la solicitud de que «asuma riesgos», «se comprometa» y actúe con «generosidad y sentido de Estado» para «abordar la transición de la violencia y la democracia». Erkoreka reconoció las dificultades que eso conlleva con la opinión pública española, pero le recordó también que la percepción es muy distinta «del Ebro para arriba».

El PNV sostiene que el presidente del Gobierno español debe verificar la decisión de ETA de cesar en la actividad armada y «dar una prioridad absoluta al reconocimiento, protección y amparo de las víctimas».

Al mismo tiempo, demanda a Rajoy que normalice la situación de los presos. En este punto, Erkoreka recordó que ya ha habido pronunciamientos unánimes del Congreso en ese sentido en 1998 y 1999, e incluso citó una reciente entrevista al presidente del PP de la CAV, Antonio Basagoiti, en la que hablaba de que había que plantear la cuestión a Rajoy y añadía que «queremos consensos».

Josu Erkoreka incluyó también en su discurso la necesidad de cerrar los flecos que quedan para «culminar el Estatuto de Gernika». Pero no quiso olvidar el compromiso del PNV con «la consecución de un nuevo estatus político» que «habrá de ser diseñado y pactado entre vascos antes de ser debatido en esta Cámara y seguir con un curso procedimental que concluirá con el refrendo social».

Barkos critica a Rajoy

La diputada de Geroa Bai, Uxue Barkos, arrancó su intervención acusando a Mariano Rajoy de «silenciar a las minorías» por haber forzado la creación de un grupo mixto «deformado hasta la morbidez parlamentaria».

Se definió como la voz de los navarros abertzales, vasquistas y progresistas, y después lanzó una batería de preguntas al candidato del PP sobre diversas materias, desde el polígono de tiro de Bardenas hasta la Ley de Dependencia que en una entrevista dijo que no es viable.

Sobre esta última cuestión, Rajoy le respondió que esa había sido la interpretación del periodista. Barkos contestó que «los periodistas no son infalibles», lo que gustó al candidato, por ser la primera vez que lo escucha en la Cámara. Divertido, apostilló que «los políticos, tampoco, pero eso ya nos lo dicen todos los días».