Debate de investidura en el Congreso
Las mismas respuestas a unas preguntas cambiadas
Iñaki IRIONDO
Mariano Rajoy arrancó una gran ovación de los suyos cuando le espetó a Iñaki Antigüedad un «yo no le debo nada». El navarro Santiago Cervera, secretario cuarto, recordó que los miembros de la Mesa no deben aplaudir y confesó en Twitter que en ese instante le fue difícil contenerse. No lo hicieron, desde luego, otros muchos internautas rojigualdos que llenaron la red de testiculares comentarios contra los independentistas vascos. Rajoy se apuntó el tanto de la dureza. Fue la imagen que buscó ayer durante el debate y cuyo anticipo había sido la negación del grupo parlamentario a Amaiur en contra de la ley que dice tener como guía.
Desde la tribuna de oradores, Iñaki Antigüedad le había invitado a que analizara el cambio de ciclo que se ha producido en Euskal Herria, que estudiara el comportamiento electoral, que escrutara tendencias. Le conminó incluso a que no le contestara con respuestas prefabricadas porque habían cambiado las preguntas que llegaban desde Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa.
El intento de Amaiur fue infructuoso. Quizá, todavía ayer no podía esperarse otra cosa. De hecho, tampoco los requerimientos del PNV ni de Geroa Bai para que Rajoy se implique en la consolidación de la paz encontraron mayor satisfacción, salvo algo más de cortesía parlamentaria en la réplica.
Mariano Rajoy respondió a Iñaki Antigüedad como hace años hubieran hecho con un diputado de Herri Batasuna. Y el contexto político ha cambiado enormemente, sin que el PP acierte a dar muestras de que es capaz de interpretar la realidad vasca. No se trata solo de que la izquierda abertzale haya realizado un cambio estratégico desde su base; no se trata únicamente del anuncio histórico de ETA de poner fin a medio siglo de lucha armada (que es un paso gigantesco en sí mismo); se trata de que ese sector político ha sabido aunar fuerzas hasta el punto de formar, todavía desde una situación de ilegalidad, la coalición que ha obtenido mayor número de diputados en Euskal Herria en unas elecciones españolas; se trata de que su apuesta por la paz ha sido avalada por eminentes líderes internacionales. Se trata, en definitiva, de que en este país se ha dado no sólo un cambio cuantitativo, sino también un cambio cualitativo, y que aquel grupo al que en los años ochenta y noventa se insultaba y abucheaba en el Congreso, hoy gobierna en coalición la Diputación de Gipuzkoa, muchísimos ayuntamientos, suma 334.498 votos y podría dar pronto el salto a otras instituciones.
Pero hay más. Mariano Rajoy habrá podido comprobar que Josu Erkoreka y Uxue Barkos le han planteado a él cuestiones, como las relativas a los presos, que no salieron en el pleno de investidura de José Luis Rodríguez Zapatero. Y dentro de poco le irá el lehendakari, Patxi López, con similar demanda, aprobada también en el Parlamento de Nafarroa. Mas señales de un cambio de tiempos.
Mariano Rajoy y el PP pueden seguir sacando pecho con su dureza mientras el Ebro se ensancha.