Victoria Mendoza Psicoterapeuta
Reflexiones de fin de año
Reconocer responsabilidades, reconocer el dolor de todas las víctimas y corregir errores es solo el principio. Y devolver a todos los presos políticos a su lugar de origen es corregir uno de estos errores cometidosAnálisis y debates profundos e intensos han dado como resultado que la izquierda abertzale haya decidido dar importantes pasos hacia la paz, a pesar de que distintos grupos políticos y concretamente ahora el PP continúen cerrando puertas y negándoles derechos de participación política. Espero que el año nuevo nos sorprendan con mentes inteligentes en cualquier tipo de estrategia política que nos conduzca a la paz, pero una paz que no deje fuera a ningún tipo de víctimas, que respete el dolor de todas las personas, que satisfaga a las partes y que, sobre todo, sea real y duradera.
Hace poco leí alguna noticia de un hombre que secuestró y agredió sexualmente a una niña de diez años. Este hombre había permanecido un año preso por violación y me pregunto cómo un hombre que viola puede salir libre al año mientras jóvenes que nunca en su vida han violado, ni asesinado, que nunca han utilizado ningún tipo de armas, pueden permanecer presos diez o veinte.
Jóvenes estudiantes, abogados e intelectuales son la mayoría de personas que forman la larga lista de presos políticos vascos y que ilegalmente están dispersos por toda la geografía española y francesa negándoles en muchas ocasiones derechos mínimos de atención médica, visitas, además de otros derechos en cuanto a permisos y libertades por cuestiones de salud. Condiciones necesarias que con otro tipo de presos se cumplen sin ningún problema, sean violadores, asesinos, políticos o gente influyente que cometen cualquier tipo de fraude y que, sin embargo, gozan de todas las garantías de libertad penitenciaria.
Otra interrogante menos política y más profesional y terapéutica, es saber la situación de cualquier preso, torturado o refugiado político de cualquier parte del mundo, en cuanto a la situación psicológica que viven después de volver a su ciudad, entorno familiar, después de una ausencia de diez, veinte, treinta o más años.
Digno de estudio e investigación, igual que hemos podido interesarnos en los cambios y secuelas psicológicas de una madre inmigrante cuando después de cinco o seis años de no ver a sus hijos logra reagruparlos y se encuentran grandes desconocidos. Ya no es ni la madre que se fue, ni el hijo que han dejado hace algunos años. Seguramente con los presos políticos pasará algo similar, como también pasa con presos inmigrantes que vuelven a su país después de muchos años de prisión. Todas estás preguntas son para que reflexionemos que un conflicto político deja muchas secuelas y hay que atenderlas todas, sin excepción, y así como damos apoyo a «víctimas del terrorismo», no olvidemos que existen también otras víctimas, no olvidemos que los derechos humanos son para todas las personas y que debemos curar todas las heridas posibles sin excluir a nadie que haya sido lastimado.
Reconocer responsabilidades, reconocer el dolor de todas las victimas y corregir errores es solo el principio. Y devolver a todos los presos políticos a su lugar de origen es corregir uno de estos errores cometidos en un conflicto que urge resolver.