«Le hemos pedido que fuese estadista y nos ha contestado como ministro de Interior». Iñaki Antigüedad, que ejerció ayer como portavoz de Amaiur en el Congreso, resumió de este modo tras el pleno la respuesta ofrecida por Mariano Rajoy a la interpelación directa lanzada por la coalición abertzale. Resolución del conflicto político, reconocimiento de los derechos nacionales de Euskal Herria y trabajo a favor de un cambio socioeconómico dentro de un marco propio fueron las claves del discurso de Antigüedad. Sin embargo, el ya jefe del Ejecutivo español, respondió desde el inmovilismo. Rajoy se enrocó en un discurso más dirigido a contentar a sus sectores más extremistas que a recoger la mano que insistentemente le tendía el diputado abertzale, con frases como la de «estamos condenados a entendernos». Fiel a su estilo, Rajoy tampoco soltó ningún exabrupto que le obligase a desdecirse en un avance del proceso y se aferró a la ley como argumento exclusivo.

Una cuestión, la de las normas, que en opinión de Antigüedad no debería de ser obstáculo para resolver asuntos pendientes. El primero, el de la política penitenciaria. El diputado abertzale se sumó al resto de formaciones vascas (PNV y Geroa Bai) que reclamaron al presidente español gestos hacia los presos políticos vascos y le instó a «desactivar las medidas restrictivas de los derechos» de los prisioneros. En este sentido, recordó la declaración aprobada en el Parlamento de Nafarroa la que se apelaba a «flexibilizar» la política penitenciaria. «La legalidad tiene que ser garante de garantía y no de impedimento», indicó.

«Todas las víctimas»

Amaiur situó la resolución «integral» del conflicto como primera prioridad. En este sentido, casi como preludio de la réplica que llegaría después, Antigüedad se refirió a la cuestión de las víctimas manifestándose favorable a «una apuesta firme de reconocimiento, reparación y respeto de todas las víctimas». Recordó que «también tenemos gente que ha sido víctima, algunos a escasos metros de aquí», en referencia a Josu Muguruza, diputado electo de HB muerto a tiros en el hotel Alcalá en 1989. «¿Memoria? Sí. 100% de memoria», defendió Antigüedad, que situó la Declaración de Aiete y el Acuerdo de Gernika como hojas de ruta.

En este sentido, el electo abertzale no rehuyó las acusaciones que llegan desde el unionismo y que consideran «insuficientes» posicionamientos como el hecho público el pasado sábado en la Casa de la Paz de Donostia. «Aquí hay gente que estamos dando pasos continuamente, insuficientes pero que van hacia la suficiencia, cuando hay otra gente que no da ningún paso y tiene posiciones obstruccionistas», proclamó desde la tribuna.

Horas después, ya en la comparecencia ante los medios, Antigüedad retomó esta tesis para denunciar las exigencias que tratan de imponerse a la coalición abertzale por parte de «otros que no creo que tengan las manos limpias en las responsabilidades políticas», y recordó la responsabilidad de los estados en las vulneraciones de derechos humanos.

Confrontación política

Antigüedad también reivindicó el carácter soberanista de la coalición pero dejando claro que serán los partidos vascos quienes dialoguen en el contexto de Euskal Herria una vez reconocidos sus derechos. Una cuestión que ligó a la búsqueda de salidas a la crisis «desde nuestro ámbito de decisión». El diputado extendió esta invitación a PNV y Geroa Bai, recordándoles que el Parlamento español «no es el marco» para este debate.

«Hay una confrontación política que no es nueva», consideró Antigüedad, recordando que esta percepción está extendida en Euskal Herria, incluso entre los miembros del PP. «Sea radical, implíquese, sea un estadista», apeló el diputado de Amaiur.

«No le debemos nada»

La insistente mano tendida de Amaiur encontró respuesta en un discurso de Rajoy más dirigido a su propio público. «Ni yo ni España le debemos nada, somos acreedores», afirmó, tras recordar su paso por el Ministerio de Interior español. Rajoy aseguró que «todas las ideas son defendibles en democracia», sin hacer referencias a su materialización. Seguidamente, el jefe del Ejecutivo español preguntó retóricamente cuáles son los pasos que se le exigen y se enrocó en la reclamación de la disolución de ETA, asegurando que su única responsabilidad «es cumplir la ley, las leyes, los reglamentos y los decretos». Una cuestión de especial relevancia ya que, por ejemplo, el mero cumplimiento de la normativa penitenciaria podría suponer un primer paso.

Con un tono mucho más agresivo, el portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, también cargó contra Amaiur, asegurando que a la coalición abertzale «le queda un largo camino por recorrer» e insistiendo en que su formación, que dispone de una amplia mayoría, será especialmente exigente con los independentistas. Unas intenciones que ya se comprobaron cuando la mesa denegó en dos ocasiones el grupo parlamentario solicitado por los abertzales. En la notificación por escrito recibida ayer, la mesa se ratifica en los mismos argumentos que los utilizados el jueves.

El cara a cara entre Antigüedad y Rajoy se centró en el carácter político del conflicto. Y ante las respuestas habituales ofrecidas por el presidente español, el electo abertzale recordó que el nuevo tiempo ha provocado «cambiar las preguntas».