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Crónica | Desde la Tribuna

Caló la forma, ahora sólo falta que se aborde el fondo

El silencio absoluto que acompañó a los 20 minutos durante los que iñaki antigüedad se dirigió por primera vez al congreso español evidencian la expectación generada en torno a la intervención del portavoz abertzale. Por el momento, unanimidad en el aplauso a la oratoria, pero sin cambios a la hora de reconocer el fondo.

Alberto PRADILLA

Son las 10.28 horas e Iñaki Antigüedad sube al estrado del Congreso español. Comienza la intervención y se hace el silencio. Durante los 15 minutos en los que el portavoz abertzale se dirige por primera vez al hemiciclo, ni siquiera se escuchan los habituales murmullos procedentes de la bancada del PP. La misma escena se repetirá con los 5 minutos de réplica. Como después reconocería algún informador en los pasillos del Congreso español, «pocas veces se ha respetado tanto» a un orador que se estrena en la Cámara. La intervención fue reconocida tanto por periodistas como por parlamentarios. También es cierto que era la más esperada. Por el momento, los aplausos sólo vienen por las formas. Tiempo habrá para que también llegue a comprenderse el fondo.

Tal y como ocurrió con la histórica reunión en la que Xabier Mikel Errekondo entregó una carta al rey español, había que remontarse dos décadas para encontrar la imagen de un miembro de la izquierda independentista dirigiéndose al Congreso español. La última vez fue Jon Idigoras con un discurso en el que, como ayer, la palabra «crisis» tuvo un papel determinante. Los medios españoles convirtieron al hijo de Juanita Gerrikabeitia en una especie de reencarnación del mal absoluto. Y como terminaron creyéndose la imagen que ellos mismos habían construido, daba la sensación de que ayer esperaban que la tribuna fuese ocupada por esa caricatura. Quizás esto explique la posterior fascinación.

Buscando explicaciones

Josu Erkoreka fue el primero de la jornada que aludió a las diferentes comprensiones que existen a uno y otro lado del Ebro. Un guante que recogió el propio Antigüedad. Puede que esta sea la razón de que, 15 minutos después de que subiese a la tribuna, los halagos sustituyesen a las expectativas. «Ha hablado muy bien. Bueno... me refiero a las formas. Del fondo tendría mucho que rebatir», consideraba un periodista nada más concluir el primer speech. A partir de ahí, se buscaban explicaciones: su experiencia como diputado de HB, su bagaje como profesor... Únicamente los sectores de la derecha más extrema se aferraban al manido discurso de las condenas. Aunque incluso desde aquí se alababan las formas. «Parece que llevase en el estrado toda la vida», se escuchó en la tribuna de prensa durante la intervención del abertzale.

En el ámbito parlamentario, la misma tónica que en el periodístico. Tras el primer discurso, avalancha de felicitaciones. Algunos, en público, como el presidente de la Cámara, Jesús Posada, o diputados del PSOE como el ya casi exministro Ramón Jáuregui. Desde las filas socialistas fueron muchos los parlamentarios que se acercaron con halagos hacia la bancada abertzale. Esto contagió a algunos algunos miembros del PP, que llevaron sus saludos con más sigilo. Resulta lógico si se toma en consideración que ayer Rajoy habló para su parroquia más bunkerizada.

Como viene ocurriendo durante la última semana, la estética terminó prevaleciendo a la hora de las palmaditas en la espalda. Está por ver si el mensaje, que es lo que cuenta, también ha calado.

 

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