Dos decisiones echaron por tierra la presión que han ejercido el lehendakari Patxi López, Iñaki Azkuna y otros políticos, además de la dirección de Metro Bilbao, para intentar desactivar la decisión de la asamblea de trabajadores de parar hoy durante las veinticuatro horas.

La primera fue la decisión de la Sala de Lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV), que suspendió la orden del Departamento de Empleo y Asuntos Sociales, que establecía unos servicios mínimos en la frecuencia del metro de entre el 60% y el 70%.

Este hecho, obligó a Gemma Zabaleta a recular y reducir esos servicios hasta el 48%. El alto tribunal fue claro indicando que la pretensión del Ejecutivo de Lakua «excede de los servicios ordinarios de un día habitual».

La segunda intervención la protagonizó EHNE Bizkaia, que dejó claro que «la agricultura tiene problemas más graves que la huelga de Metro Bilbao». En una nota, el sindicato agrario dejó claro que Santo Tomás «se celebra mucho antes de que hubiese metro». También mostró su preocupación «ante la utilización que se está haciendo de los baserritarras ante la huelga convocada en el Metro Bilbao».

El sindicato agrario de Bizkaia recordó a quienes han intervenido para presionar sobre los trabajadores del suburbano que «la huelga es un derecho que los trabajadores utilizan como último recurso y EHNE-Bizkaia respeta la convocatoria de huelga», pero añadió que «desde diferentes ámbitos se ha citado el perjuicio que sufrirían los baserritarras para desacreditar la huelga». En opinión de EHNE-Bizkaia, existen «otros problemas que afectan de manera mucho más negativa al conjunto del sector agrario, entre ellos los problemas para participar en la misma feria de Santo Tomás, donde BBK exige unas condiciones determinadas».

Acata, pero no comparte

El Ejecutivo de Lakua, tras conocer la decisión judicial, aseguró que cumplirá la decisión del TSJPV, pero admitió que discrepa del auto. El Gobierno de Patxi López ha presentado un recurso «por estimar que no ha ponderado suficientemente las circustancias excepcionales que concurren en la jornada de paro en Santo Tomás, en un servicio público esencial».

A pesar de la presión mediática y política que desde diferentes instancias se ha ejercido contra la decisión de la asamblea de trabajadores, ésta decidió ayer por «mayoría absoluta» mantener la huelga de 24 horas y recordó que mantendrán con firmeza nuevas protestas si la dirección de la empresa no cumple con los acuerdos firmados. La base del conflicto se encuentra en ese punto y, de hecho, el consejero delegado de Metro Bilbao, Iñaki Prego, reconoció que «un incumplimiento no se negocia».

Los trabajadores manifestaron ayer que, al igual que en las otras doce ocasiones que han llevado adelante paros, cumplirán de forma escrupulosa los servicios mínimos y consideraron que la decisión de la dirección de quintuplicar los agentes de seguridad que controlarán las instalaciones de Metro Bilbao «es desproporcionada» y acusaron a Prego de «intentar presionar no solo a los trabajadores, sino a la sociedad. Todo el mundo sabe que los acuerdo cuando se firman son para cumplirlos, si no se llevan a cabo los trabajadores nos sentimos agraviados y heridos. Nuestra única manera de presión es el paro. La dirección sabía lo que hacía».