Decenas de miles de coreanos rindieron ayer tributo a su «querido líder», Kim Jong-il, fallecido repentinamente el sábado de un infarto, cuyo cadáver fue instalado en un ataúd de cristal sobre un catafalco de flores blancas y rojas, vestido con su uniforme caqui habitual y cubierto con la bandera roja del Partido de los Trabajadores en el Palacio Memorial de Kumsunsan, que alberga el mausoleo con la momia de su padre y fundador de la República Popular Democrática de Corea, Kim Il-sung, fallecido en 1994. Ante él desfiló también su hijo menor y sucesor, Kim Jong-un, junto a altos mandos del Ejército y del Partido.

La televisión norcoreana difundió también escenas de llanto en la capital y largas filas de personas que querían dar su último adiós a quien dirigió el país los últimos 17 años.

Kim Jong-il falleció de forma repentina el sábado cuando viajaba en tren y el duelo durará 13 días. El líder comunista será enterrado el 28 de diciembre. La agencia oficial KCNA indicó que ninguna delegación extranjera ha sido invitada a la ceremonia.

China, principal aliado de Pyongyang, dio ayer su apoyo expreso a Kim Jong-un como nuevo líder norcoreano, en quien confía para «construir un fuerte país socialista y lograr la paz en la península coreana». Así, Beijing, que también dijo que estará en contacto con otros países implicados en la estabilidad regional como Corea del Sur o EEUU a la espera de lo que suceda en Corea del Norte, confirmó que sigue al lado del régimen comunista con el que se alió durante la Guerra de Corea (1950-1953) y al que sigue consideran- do un aliado estratégico al interponerse entre su territorio y una Corea del Sur con una fuerte presencia militar estadounidense (cerca de 30.000 efectivos).

Algunos expertos chinos consultados por Efe creen que podría haber cambios con Kim Jong-un, aunque predomina la idea de que no habrá turbulencias políticas de importancia.

La mayoría de analistas citados por AFP también creen poco probable la desestabilización de la península, aunque la intensa actividad diplomática evidencia cierta inquietud.

Pero estos expertos, aunque muy cautelosos, también consideran que se abre cierta esperanza para un Gobierno «más inteligente y pragmático» encabezado por Kim Jong-il, quien podría ser menos hostil hacia Occidente debido a estancia de varios años en Suiza, aunque no descartan que pretenda probar su autoridad con demostraciones de fuerza.

Pésame de Seúl

Ayer, Corea del Sur envió su pésame al pueblo norcoreano y confió en que allí «se restaure la estabilidad lo antes posible para trabajar juntos por la paz y la estabilidad de la península coreana». Seúl aseguró que no enviará ninguna delegación para transmitir sus condolencias.

Gobierno y Ejército surcoreanos se mantienen en estado de alerta, aunque, por el momento, aseguran, no se han detectado movimientos irregulares en Corea del Norte. Mientras tanto, la prensa surcoreana, a la espera de lo que ocurra tras la muerte de Kim Jong-il en su país, criticaba ayer a los servicios de Inteligencia de Corea del Sur, que durante años siguieron supuestamente de cerca las actividades del líder comunista y, sin embargo, conocieron la noticia de su muerte por la televisión. Tanto el NIS com el Ministerio de Defensa se justificaron diciendo que tampoco otras potencias, como China, EEUU o Japón lo sabían. Sin embargo, ese «error» podría pasar factura al gobernante GNP en las elecciones de 2012.

También ayer, el presidente de EEUU, Barack Obama, subrayó el compromiso de su país con la defensa de sus aliados más cercanos como Japón, y Tokio y Seúl cerraron filas y sellaron su alianza con EEUU ante la incertidumbre sobre el rumbo que tome Corea del Norte y los nuevos interrogantes sobre la seguridad en la región.

La repentina muerte de Kim se ha producido en un momento clave, cuando Washington y Pyongyang negocian sobre el suministro de ayuda humanitaria a Corea del Norte y intentan retomar las conversaciones a seis bandas de cara a lograr el fin del programa nuclear norcoreano, en punto muerto desde 2008, y podría modificar radicalmente los cálculos de EEUU, que hasta ahora esperaba pacientemente un cambio en la política nuclear de Corea del Norte y ahora mira con preocupación la posibilidad de nuevos peligros debido a la inexperiencia de Kim Jong-un.

No obstante, la muerte del «querido líder» sí ha alimentado la esperanza entre los refugiados norcoreanos en Corea del Sur, que miran con expectación el futuro de la península coreana y optimismo contenido ante la posibilidad de la reunificación.