La noche del 2 de enero de 2011 Osasuna trataba de asimilar su primera derrota del año, una más fuera de casa. El equipo acababa de perder por un solitario gol en el Sánchez Pizjuán y ello le situaba a cuatro puntos del descenso. Lo peor no eran los resultados, sino el clima de pesimismo reintante en el entorno. La grada hacía tiempo que se había cansado del poco nivel de implicación de Camacho y ya venía pidiendo su cabeza desde jornadas anteriores.

Los días del técnico murciano estaban contados, ni la imagen de la escuadra navarra ni sus prestaciones mejoraban y sólo la victoria ante el Real Madrid -para entonces el presidente, Pachi Izco, ya había tomado la decisión de prescindir del de Cieza- evitó su despido, que se materializó tras la derrota en Donostia y entrar en descenso.

El legado de Camacho no era tarea fácil para un José Luis Mendilibar que aterrizaba a mediados de febrero en Iruñea con la idea de que Osasuna volviese a recuperar sus señas de identidad. Diez meses después, el trabajo del zaldibitarra ha posiblitado que la nave rojilla a la deriva encuentre el puerto de la tranquilidad y los puntos.

El conjunto encarnado, ubicado en una sorprendente quinta posición que da derecho por méritos propios a jugar la Europa League, ha encontrado la estabilidad en su juego, no siempre vistoso, pero sí eficiente. Que a estas alturas de temporada solo haya perdido tres encuentros -dos de ellos ante los clubes que son los máximos aspirantes a hacerse con el torneo de la regularidad- es un dato que merece la pena destacar.

Si a ello le sumamos su extraordinaria eficiencia casera -todavía no conoce la derrota en El Sadar, donde ha sumado cinco victorias y tres empates-, es como para estar más que satisfechos con el rendimiento mostrado hasta el momento. Para hacerse una idea de la importancia de este último dato, sólo el Barcelona comparte con los navarros la condición de invicto en su propio feudo.

El radical cambio ejercido en el club rojillo tiene un mérito añadido. Se ha producido coincidiendo con una fase de renovación de la plantilla -algunos de los veteranos incorporados con Camacho se marcharon y otros ya no tienen presencia en el once-, sin apenas fichajes y subiendo al primer equipo a alguno de los jóvenes valores de la cantera de Tajonar.

Apretado calendario

Hasta ocho partidos en 25 días es el apretado calendario que Osasuna tendría que afrontar, caso de llegar hasta los cuartos de final de la Copa. Los rojillos conocerán hoy el rival al que se medirán en octavos, entre los que se encuentran varios conjuntos de Segunda, tras las sorpresas producidas. La plantilla osasunista permanecerá de vacaciones hasta el día 29, cuando regresará al trabajo a las 16.30 en las instalaciones de Tajonar.