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Ken Loach denuncia en «Route Irish» la privatización de la guerra

En todas las películas sobre la invasión de Irak la figura del contratista era mostrada como algo normal, hasta que Ken Loach nos ha hecho ver con «Route Irish» que esa presencia cuantiosa (se calcula que en el conflicto iraquí han participado unos 160.000) es un síntoma inequívoco de la progresiva privatización del negocio bélico.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Cuando Paul Greengrass decidió realizar su película sobre la invasión de Irak «Green Zone: Distrito protegido» quiso contar con Barry Ackroyd como director de fotografía, debido a que este habitual colaborador de Ken Loach podía proporcionarle una visión más realista y de carácter documental del Bagdad destruido por la guerra. Tal vez por eso, Ken Loach no ha querido repetir el planteamiento de su compatriota, viéndose obligado a recurrir a los servicios del también veterano Chris Menges, con el que no trabajaba desde hacía treinta años. Con este gesto lo que Loach intenta dejar claro es que su intención es la de hacer una película diferente a todas las que se han hecho sobre el conflicto iraquí.

«Route Irish» es una denuncia de la progresiva privatización del negocio bélico, motivo por el que la película muestra las terribles consecuencias del experimento capitalista en Irak. Los abusos contra la población civil y la corrupción de la política intervencionista, con más de nueve millones de dólares desaparecidos sin justificación alguna, dan fé de todo ello.

Contratista o mercenario

Obsérvese también que ya no se utiliza el termino mercenario, siendo sustituido por el de contratista. Pero de los 160.000 contratistas desplazados a Irak consta que una tercera parte eran agente de seguridad privados fuertemente armados y con licencia para matar.

El mensaje político de «Route Irish» está muy claro, como suele ser costumbre en el cine de Ken Loach, pero el combativo cineasta inglés ha tenido dificultades para encajar su discurso en la confluencia de varios géneros cinematográficos que le son ajenos. El intrincado guión de su fiel Paul Laverty le ha obligado esta vez a moverse entre el cine bélico, el thriller conspirativo, la historia de venganza personal, la acción violenta y el triángulo amoroso. Todo se complica en exceso para justificar el comportamiento de un exmiembro de las SAS.

El reencuentro del combativo cineasta con el director de fotografía Chris Menges

Chris Menges fue el director de fotografía de Ken Loach en su primera etapa, como también colaboró en los inicios de Neil Jordan o Stephen Frears. Sin embargo, el reconocimiento profesional le llegó a mediados de los 80, gracias a su trabajo para Roland Joffé en «Los gritos del silencio» y «La misión». Su prestigio se mantiene en la actualidad, y así William Monahan ha contado con él para su debut en «London Boulevard».

Como realizador, Chris Menges ha hecho cuatro largometrajes de ficción. Con «Un mundo aparte», sobre el apartheid en Sudáfrica, ganó el Gran Premio del Jurado en Cannes. Con «Second Best», localizada en Gales y protagonizada por William Hurt, obtuvo el Premio Especial del Jurado en Donostia. M. I.

LA HISTORIA

Frankie y Fergus, amigos de la infancia y exmilitares, se unen a un equipo de escolta y seguridad en Bagdag. En septiembre de 2007, Frankie muere en la Route Irish, la carretera más peligrosa del mundo. Fergus rechaza la explicación oficial e inicia su propia investigación.

Estreno

Dirección: Ken Loach.

Guión: Paul Laverty.

Intérpretes: Mark Womack, Andrea Lowe, John Bishop, Jack Fortune, Geoff Bell, Talib Rasool, Trevor Williams.

Fotografía: Chris Menges.

Música: George Fenton.

País: Inglaterra, 2010.

Duración: 109 minutos.

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