Imanol Intziarte Periodista
Incongruencias a ritmo de zambomba
Cada cual afronta sus propias excentricidades. Al que suscribe le mola seguir en directo el sorteo de la lotería navideña y sus daños colaterales; es decir, esas conexiones en directo con la lotera de turno desbordante de alegría -y eso que, ¡oh, maldita casualidad!, ninguna se ha guardado un décimo del número agraciado-, con la consabida botella de cava en la mano y repitiendo una y otra vez que «está muy repartido». Mi delito es doble, puesto que hará ya dos décadas que me toca lo puesto, cero patatero. No sirve como atenuante saber que hay gente enganchada a «El conquistador del Aconcagua» y que no ha pisado el monte en su puñetera vida. «Lo importante es la salud», dice un caballero ávido de su minuto de gloria televisiva. Correcto, pero si te toca un pellizquito tienes un colchón para pagar recetas. «A un euro, oiga, me las quitan de las manos».
Escépticos ante la diosa fortuna, vayamos a lo seguro, Olentzero. Por pedir que no quede, quiero una tele con una pantalla enorme y el abono a todos los canales temáticos deportivos, amén de lo último en móviles y ordenadores. Y una autocaravana de gama alta. Así, para abrir boca. Si no me lo trae, lo va a flipar, le acusaré de dejar mi vida anclada en el siglo XVIII. Que no me venga con rollos de que no hay pasta para todo. ¿Qué pasa? ¿No cuela? Vamos hombre, si por estos lares algunos tienen en el sótano la maquinita de hacer billetes. ¿Cuánto hace falta, más de 300 millones de euros para construir un metro en Donostia? Échale tinta a la rotativa, pim, pam, ahí tienes unos fajos de quinientos, a ver si vamos a ser menos que los de Bilbo. Ya puestos, pongan una parada delante de mi casa, please. Y si hay que ser más chulo que los del Botxo, montamos una huelga que empiece en Santo Tomás y se prolongue hasta el día de San Sebastián. Da gusto ser currela bajo un Gobierno que se autodenomina socialista, es un no parar. Aunque lo mejor de lo mejor es ser baserritarra. Con lo que se vende el 21 de diciembre, a rascarse la barriga el resto del año. Docena de puerros y a barbechar. Siempre y cuando, obviamente, se tenga cuenta en la BBK.