Ha pasado mucho tiempo y los pequeños kimuak que te tocó domesticar hemos salido del cascarón. Sí, los polluelos hemos crecido y se puede decir que entre nosotros predominan las aves nocturnas, algún que otro pavo y, prácticamente todos, somos unos gansos. ¡Vaya fauna! Aunque la mayoría hemos permanecido en Basauri y alrededores, de tus kimuak también ha surgido mucha ave migratoria: hemos puesto nidos en muchas partes de Euskal Herria, Andalucía, Escocia e incluso Costa Rica, pero ni el tiempo ni los kilómetros que nos separan han podido evitar que siempre te tengamos en mente y que ahora nos hayamos reunido para escribirte esta carta. Así, por muy lejos que te quieran enjaular, no nos pueden quitar de la memoria todos esos buenos ratos que hemos pasado contigo, nuestro monitor, en el taller ecologista de Ariz, ni tantas anécdotas y excursiones por el monte, perdiéndonos en las cuevas o cagándonos con historias de miedo al borde de la media noche...

Para nosotros eres una persona muy especial y queremos que llegues a sentir nuestro cariño y amor siempre. Queremos que tengas claro que, aunque su odio les lleve a cebarse contigo manteniéndote durante años en aislamiento, sin contacto con otros prisioneros, o mareándote con traslados de una cárcel a otra sin informar a tus familiares y amigos, vamos a hacer lo imposible por sacarte de ahí y tenerte de nuevo entre nosotros. Disfrutando de nuevo de la naturaleza, en casa. Por ello todas nosotras también vamos a estar mañana en Bilbo, para que tú y todos tus compañeros y compañeras vuelvan a casa sin condiciones.

Eutsi gogor, Txus, laster etxean zaitugula eta!

Txus askatu!