Estoy convencido de que si Todd Phillips hubiera sido el encargado de la dirección de «Flypaper», ahora estaríamos hablando de un resultado mucho más exitoso. Él fue quien convirtió a la pareja de guionistas formada por Jon Lucas y Scott Moore en la más cotizada dentro de la comedia de Hollywood, gracias a «Resacón en Las Vegas» y su continuación. A pesar de llevar la firma de Lucas y Moore, «Flypaper» está siendo un rotundo fracaso, debido al planteamiento fallido de su productor y actor principal, Patrick Dempsey.

La producción fue un completo desastre, afectando de lleno al desarrollo del accidentado rodaje. Los compromisos de Dempsey con la serie televisiva «Anatomía de Grey» obligaron a recortar las fechas previstas para la filmación, que tuvo lugar a la carrera en los inadecuados decorados de un hotel de Louisiana abandonado tras las inundaciones, y que hubo de hacer en la ficción las veces de banco. Tampoco la elección del director fue afortunada y, a consecuencia de varias deserciones, recayó finalmente en el animador Rob Minkoff, conocido por «El rey león».

Delante de las cámaras vuelve a fallar Patrick Dempsey, que no tiene química con una Ashley Judd a la que se le notan demasiado los retoques faciales. Son los estupendos secundarios los que intentan salvar la función, con la gran Octavia Spencer de «Criadas y señoras» haciendo de cajera, o con Tim Blake Nelson y Pruitt Taylor Vance como una paródica pareja de atracadores aficionados. Ellos demuestran saber el tipo de comedia negra que debía haber sido esta desaprovechada «Flypaper».