Dulce resaca tras la victoria en Copa ante el Mallorca
La cuesta parece estar hacia abajo
Los jugadores tienen razones para estar ilusionados en Copa, pero se muestran cautos y ahora se centran únicamente en Osasuna.
Imanol CARRILLO
Hacía tiempo que la Real no vivía una cuesta de enero de manera tan positiva e ilusionante. En temporadas anteriores, y por estas mismas fechas, los jugadores blanquiazules estaban centrados únicamente en la Liga, pero este año las cosas parecen ser totalmente diferentes.
A pesar de que el equipo tiene cinco puntos menos en la competición doméstica que en la 2010-11 a estas alturas de la campaña, los de Montanier siguen vivos tanto en Liga como en Copa, donde además tienen serias opciones de clasificarse para cuartos tras ganar el miércoles al Mallorca 2-0 en la ida.
«Ilusión» es quizás la palabra más utilizada en el entorno txuriurdin para describir el ambiente que se respira en toda Gipuzkoa. No obstante, son los propios jugadores quienes quieren transmitir tranquilidad. Aquellos que el pasado año ya vivieron en sus propias carnes lo que es pasar de estar hablando de entrar en puestos europeos a ver peligrar seriamente su permanencia en Primera.
La Copa es otra competición totalmente diferente, pero incluso aquí también la plantilla tiene experiencia suficiente y muy cercana como para no volver a tropezar en la misma piedra. Porque en la eliminatoria anterior frente al Granada, después de haber logrado un 4-1 favorable en Anoeta, el equipo sufrió muchísimo en la vuelta hasta que Agirretxe marcó el tanto de la tranquilidad.
En el partido de Son Moix los donostiarras deberían perder por tres o más goles para quedar eliminados, un resultado que solo han encajado una vez en toda la temporada, en el partido ante el Rayo (4-0).
Así las cosas, Carlos Vela comentaba ayer tras la sesión matutina en Zubieta que en la vuelta «hay que salir como si fuéramos cero a cero, intentar meter algún gol, intentar estar serios, no meternos atrás todo el partido, porque si estamos así va a ser más difícil. Hay que salir como lo hacemos cada partido e intentar buscar alguna cosa positiva para tener más calma».
Refiriéndose también a la competición del K.O., David Zurutuza la definió como «un pequeño aliciente» y «bonito».
Un partido reivindicativo
Lo cierto es que tanto jugadores como técnico necesitaban un partido como el que disputaron ante el Mallorca. Cuando Philippe Montanier llegó a Donostia el verano pasado, se habló muchísimo sobre el estilo que quería implantar el normando, utilizando jugadores de la cantera e intentando salir con el balón controlado desde atrás, como lo hace el Barcelona de Guardiola.
Lejos de querer hacer una comparación con los catalanes, el miércoles la Real se acercó por momentos -sobre todo en la primera parte- a ese estilo de juego del equipo blaugrana. El centro del campo blanquiazul funcionó perfectamente, con un recuperado Gorka Elustondo y unos sensacionales Mikel Aranburu y David Zurutuza dominando gran parte del juego.
Montanier utilizó prácticamente el mismo once que lleva utilizando en los últimos partidos ligueros. Uno de esos cambios llegó en la portería, donde Zubikarai sustituyó a la perfección a Claudio Bravo. El meta de Ondarroa realizó paradas de gran mérito en los primeros quince minutos del encuentro.
Si las lesiones ayudan más, la Real tiene plantilla suficiente para ambas competiciones. Ello, y la racha goleadora y de juego de Agirretxe, harán, sin duda, que la cuesta sea menos dura.
Los realistas que fueron titulares ante el Mallorca realizaron una sesión de recuperación y el resto entrenó de manera más intensa. La plantilla se ejercitará hoy en Zubieta, a las 16.00, a puerta cerrada para preparar el derbi ante Osasuna. Mañana se podrán adquirir las entradas para este partido en la taquilla de Anoeta, de 11.00 a 13.00 y dos horas antes del comienzo del duelo. También se pueden comprar en la web del club.
Por su parte, la derrota en Anoeta no sentó nada bien a Joaquín Caparrós, técnico del Mallorca. Es por ello que ayer planificó una doble sesión de entrenamiento, lo que se interpretó como un «castigo» por el «partido horrible» que hicieron sus jugadores en Copa. I. CARRILLO