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Los fallos detectados por el CSN en 2011 condicionan la continuidad de Garoņa

El CSN advirtió ayer que Garoña deberá depurar todas las deficiencias detectadas en las pruebas de resistencia realizadas en diciembre para poder prorrogar su vida útil hasta el año 2019. Esta afirmación responde a las pretensiones del Gobierno español que, amparándose en la Ley de Economía Sostenible, pretende prolongar la explotación de la planta burgalesa. Una opción aplaudida desde Nuclenor y criticada por las diferentes organizaciones ecologistas.

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Ion SALGADO | GASTEIZ

Nuclenor tendrá que subsanar todas las deficiencias de Garoña si quiere mantener la planta nuclear abierta hasta el año 2019. En una nota informativa publicada en su portal digital, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) confirmó que, en el caso de que el Gobierno español lo solicite, estudiará las condiciones y requisitos de seguridad aplicables a la explotación de la central burgalesa más allá del año 2013.

A este respecto, el CSN subrayó que, en cualquier caso, la planta deberá completar las mejoras establecidas en el informe final de la pruebas de resistencia, presentado el pasado 22 de diciembre por el órgano de seguridad. Un escrito en el que se recogen «incertidumbres importantes» en caso de accidente severo.

Entre las mismas, se citan diferentes anomalías ante la perdida total de corriente alterna, un problema repetido en diferentes ocasiones a lo largo del informe. Es más, en el mismo, se detalla que, con objeto de dar una mayor fortaleza a la central, Nuclenor deberá analizar a corto plazo la implantación de un sistema para dotar de un suministro alternativo de energía eléctrica a las unidades de la sala de control en caso de pérdida de corriente alterna.

Según recoge el CSN en su informe, en un escenario similar al citado, la central nuclear debería realizar un análisis complementario que considere la conveniencia y las ventajas de una alternativa para reducir la temperatura de la piscina de supresión en una contención de reactor, que sea diferente del venteo de contención actual.

Asimismo, para tratar de paliar las deficiencias mostradas por Garoña ante un suceso que conlleve la pérdida de energía eléctrica, el CSN propone la disposición de un motogenerador, una motobomba autónoma y una motobomba portátil. Además, dicho organismo apuesta por realizar una serie de pruebas periódicas que testen la recuperación de la alimentación eléctrica exterior desde las diferentes centrales hidráulicas.

En lo referente a la planificación de la gestión de accidentes, el CSN destaca que el informe presentado por Nuclenor no incluye acciones de refuerzo en las comunicaciones de las central ante la perdida de corriente alterna. «Por tanto, el titular deberá analizar este aspecto e informar de las medidas de mejora y del plazo de implantación propuesto», añade.

En cuanto a las medidas vinculadas a paliar cualquier tipo de incidencia en el reactor nuclear, idéntico al de la central japonesa de Fukushima, el CSN destaca que la empresa titular de Garoña (Nuclenor) «debe mejorar la capacidad de la instrumentación asociada a parámetros críticos para las estrategias de accidentes severos». A su vez, apuesta por mejorar la capacidad de estanqueidad de las válvulas de aislamiento de contención y de las penetraciones bajo las condiciones de presión, temperatura y radiación de un accidente severo.

En relación con las medios disponibles para el seguimiento y control de las emisiones radiactivas, el CSN considera conveniente que la central implemente, a medio plazo, una red de vigilancia continúa con recepción automática de los datos en la sala de control.

Encargo del PP

La nota emitida por el CSN responde a la decisión adoptada ayer por el Consejo de Ministros del Gobierno español, que encargará un nuevo informe al órgano de seguridad nuclear para conocer la posibilidad de prolongar la vida útil de la central burgalesa, cuyo cierre debería decretarse en julio de 2013.

Sin embargo, la llegada del PP a La Moncloa abrió las puertas a la posible aprobación de una nueva prórroga, que perpetúe la amenaza nuclear en el Valle de Tobalina (Burgos) hasta el año 2019. Una opción ante la que ya se mostró favorable el CSN en el año 2009.

Tras conocer la noticia, la agrupación ecologista Eguzki recordó que Garoña es una planta nuclear que debería haber estado cerrada hace mucho tiempo «por vieja, por peligrosa, por innecesaria, por estar amortizada, porque lo demanda la sociedad, y porque es la voluntad de nuestra sociedad, no admitiendo imposiciones al respecto». «Por tanto, desde Eguzki exigimos al Gobierno Español que atienda a la demanda netamente mayoritaria de la sociedad vasca», añadió el colectivo ecologista.

Por su parte, el portavoz de la central nuclear, Elías Fernández, afirmó que los responsables de Garoña recibieron con «ilusión y expectación» la voluntad del Gobierno español de revocar el cierre de la central para 2013, y la decisión del Ministerio del Industria de pedir al CSN la elaboración de un informe sobre la prolongación de su vida útil.

136 sucesos

Según los datos aportados por el CSN, la central burgalesa de Garoña ha notificado 136 sucesos desde el año 1990, de los cuales seis han sido clasificados como anomalías de nivel 1 en la Escala del INES.

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