EEUU cierra una década de guerra para centrarse en la economía
El presidente de EEUU, Barack Obama, aseguró ayer que su país «pasa la página de una década de guerra» y controlará su gasto militar, consciente de los recortes presupuestarios que sufrirá el Pentágono y todo el país y que se traducirán en un Ejército «más reducido», pero prometió mantener su supremacía a escala internacional y fortalecer su presencia en Asia y el Pacífico, región a la que da prioridad.
GARA | WASHINGTON
Asia y el Pacífico como prioridad y el fin de las «largas operaciones terrestres», tras la salida de las tropas extranjeras de Afganistán, son los pilares de la nueva estrategia de defensa estadounidense presentada ayer por el presidente de EEUU, Barack Obama, reflejo de la época de austeridad presupuestaria que le espera al Pentágono y a todo el país.
Este plan será la matriz para el Ejército estadounidense en los próximos diez años y prima la fuerza aérea y naval para hacer frente a Irán y a la expansión espectacular de China, que observa con recelo, al tiempo que abandona las largas y costosas guerras contrainsurgentes, símbolo de la última década, como las llevadas a cabo en Iraq y en Afganistán.
«Nuestro Ejército será más reducido, pero el mundo debe saber que EEUU va a mantener su superioridad militar con unas Fuerzas Armadas ágiles, flexibles y listas para un amplio abanico de contingencias y amenazas», explicó Obama durante una comparecencia en el Pentágono, en la que también tomaron parte el secretario de Estado de Defensa, Leon Panetta, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Martin Dempsey.
Durante más de cinco décadas el principio fundamental de la estrategia militar de EEUU ha sido la capacidad de sus Fuerzas Armadas para encarar dos guerras mayores al mismo tiempo. La nueva estrategia anunciada ayer aparentemente deja atrás ese enfoque y prefiere una capacidad para librar conflictos menores y simultáneos, aunque Panetta insistió en la capacidad de combatir a más de un enemigo simultáneamente.
Tanto la Casa Blanca como el Pentágono se cuidaron de no revelar cuestiones específicas relativas a una posible reducción de efectivos dentro de las Fuerzas Armadas -que cuenta con 1,4 millones de efectivos- o a recortes en programas concretos.
Washington ya anunció recortes para ahorrar más de 450.000 millones de dólares en diez años. La propuesta presupuestaria de Obama para el ejercicio 2013 se hará pública a principios de febrero.
«Recuperar el equilibrio»
El presidente recordó el «extraordinario» incremento del gasto militar -que supone el 40% del gasto militar mundial- tras el 11-S y sostuvo que, «tras una década de guerra», es el momento de «recuperar el equilibrio».
El rediseño de la estrategia militar pasa por aumentar la presencia en Asia y el Pacífico y reducirla en Europa sin perder de vista regiones claves como Oriente Próximo, donde Obama dijo que su país se mantendrá «vigilante».
En un año electoral en el que Obama busca su reelección la Casa Blanca tuvo la precaución de que fuera el presidente quien presentara la nueva estrategia, Leon Panetta señaló en la misma rueda de prensa que EEUU «buscará formas innovadoras» para mantener su presencia y programas militares en América Latina y África.
El titular de Defensa aclaró que la estrategia de defensa respetará las inversiones clave en fuerzas de operaciones especiales, nuevas tecnologías de Inteligencia, seguridad en el ciberespacio y vehículo no tripulados.
Abogó por ser «prudente» para compatibilizar las «reducciones» que hacen falta con la innovación que derivará en beneficios «a largo plazo».
Así, anunció que el Pentágono reducirá o eliminará algunos programas de armamento y estructuras militares heredados de la Guerra Fría, incrementará su capacidad en operaciones y equipos para fuerzas especiales, así como la defensa «en el espacio y, en particular, en el ciberespacio».
El plan recoge, sin dar detalles, que EEUU puede mantener su capacidad de disuasión con una potencia nuclear menor.
La comunidad chiíta de Irak fue blanco ayer de una nueva ola de atentados que mató a al menos 73 personas en Bagdad y el sur de Irak, según el último balance y profundizó en la brecha entre la población chiíta y sunita en el país. El atentado más sangriento tuvo lugar en la provincia de Nasiriya, donde un ataque suicida contra un grupo de peregrinos provocó 44 muertos.
El primer atentado se produjo en el barrio bagdadí de Ciudad Sadr, donde la explosión de una bomba colocada en una motocicleta aparcada y de otro artefacto de fabricación casera mató a 13 personas e hirió a otras 32. Un portavoz de las fuerzas de seguridad explicó que el atentado tuvo lugar cuando un grupo de obreros esperaba para ser contratado.
Ciudad Sadr es el feudo del movimiento chiíta Ejército de al-Mahdi, del clérigo Muqtada al-Sadr, quien en su momento combatió a las tropas extranjeras e iraquíes y ahora es un firme aliado del primer ministro, Nuri al-Maliki.
Posteriormente, dos coches bomba causaron 16 muertos y 36 heridos en el distrito bagdadí de Kadhimiya, también de mayoría chiíta.
Poco más tarde ocurrió el ataque más grave del día, un atentado con bomba contra un grupo de peregrinos chiítas que se dirigían a la ciudad santa de Kerbala para participar en el «Arbain», que marca el fin de los 40 días de luto guardados por la muerte del imán Hussein, en el que fallecieron 44 personas y 88 resultaron heridas. Un kamikaze detonó el cinturón de explosivos que llevaba adosado al cuerpo junto a una caravana de atención que dispensaba comida y bebida a los peregrinos. GARA
La nueva estrategia incluye una reducción del contingente del Ejército de Tierra y de la Infantería de Marina, que han llevado el mayor peso en las guerras de Afganistán e Irak, y el fortalecimiento de la Fuerza Aérea y la Marina de Guerra.