La imagen de la enorme manifestación del sábado en Bilbo no ha podido ser ocultada ni por los medios más reaccionarios del Estado español -aunque algunos lo han intentado-, y la mayoría de las valoraciones mostraban ayer más una resignación enrabietada que otra cosa. Por ejemplo, en la columna que José María Carrascal firmaba en «Abc».

El periodista que una vez fue famoso por sus corbatas y que ahora lo es por sus retrógradas ideas, sostenía que «esos millares de personas que se manifestaron en Bilbao `en defensa de los derechos de los presos', en realidad se manifestaban contra el Estado de Derecho». Servidora no sabe de dónde saca semejante memez, pero a quienes nos manifestamos -es un decir, algunas apenas pudimos movernos- en la capital vizcaina ya nos gustaría que hubiera un Estado de Derecho. Pero algunos no saben qué es eso.

A continuación, el anciano periodista daba un salto y argumentaba que «en el fondo, estamos en lo de siempre: conseguir la independencia por las buenas o por las malas, por las bombas o por las puertas traseras que les abren unos magistrados alicortos y unos políticos pusilánimes». A eso se le llama hacer un requiebro y cambiar de tema. De todos modos, ya que saca el asunto ¿por qué no aplicar sencillamente la democracia y que seamos las vascas (y los vascos) quienes decidamos si queremos ser independientes?

Aunque Carrascal ya prevé algo así. Vean lo que dice: «La primera etapa ya la han cubierto, introduciendo una pista de aterrizaje en la escena política vasca y española con Amaiur. Ahora toca ampliar esa pista con la traída de los presos `con todos sus derechos', o como dice el obispo Uriarte `con una paz en la que no haya vencedores ni vencidos', equiparando víctimas y verdugos. Si lo logran, sólo les quedará una tercera etapa para alcanzar la meta: imponerse `democrática- mente' en Euskadi. Haber vencido con las armas del contrario». Vamos, se refiere a que la sociedad vasca decida líbremente que no quiere seguir atada a Carrascal y los suyos. Y claro, a él no le gusta: «Sería una mala noticia para España, pero sería una noticia peor para Euskadi». Pues eso seremos nosotras quienes lo decidamos. Ya se pueden ir preparando.