GARA > Idatzia > Iritzia> Azken puntua

Gloria REKARTE Expresa

Todos ellos

 

Manuel Fraga Iribarne, nació, como todos los demócrata de toda la vida, hacia 1976. Fue padre, así de recién nacido, de la transición y la constitución españolas -y de tal palo, claro, tales astillas-, y a sus hijas debe que, con amor filial, se comieran sus debes y haberes de hasta entonces y nos los vomitaran encima convertidos en el «espíritu democrático» de todo un «defensor de los valores de la civilización occidental». Compungidos y dolientes ha dejado a sus adeptos, sus afectos, o como quieran y pueda llamárseles a los que con él -como rezaba una esquela- «compartieron camino político». Y es que entre las muchas cosas que a este «hombre de bien» le deben otros como él, está el que se llame camino político al que llevó a tantos directamente al paredón. Se duele la flor y nata del fascismo español de la pérdida del franquista irredento, el que calificó de «simpático movimiento político-social» el golpe de estado del 36. El que con pruebas irrefutables (con esa irrefutabilidad que dan los muertos) proclamó la cuantía de su patrimonio: «la calle es mía». Se duele y lo alaba a micrófono abierto. Y lo alaba igualmente el PSOE. El PSOE a pesar de Grimau y Puch i Antich, de Ruano, de Gasteiz y Montejurra. El PSOE, a quien hace ya décadas se le murieron la dignidad, la memoria y la vergüenza. Y son todos ellos los que nos persiguen por mostrar las fotografías de los presos vascos. Ellos, los que intentan impedir que se les llame presos políticos. Ellos, los de la apología del terrorismo. Ellos, los que ilegalizan. Ellos, los de la condena de la violencia. Ellos, los que exigen arrepentimiento y perdón. Ellos. Con tan desbordante legitimidad.