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La viuda de un arrantzale reclama que se le reconozca la enfermedad profesional derivada del cáncer por amianto

Juanjo BASTERRA | BILBO

Antigua Etxaburu, viuda del arrantzale y patrón, Jon Solabarrieta, reclamó ayer ante el juzgado el reconocimiento de la enfermedad profesional derivada del amianto. Estuvo en el buque «Siete vías» que se incendió en 1998 y que fue ayudado por barcos franceses a sofocar el incendio. Falleció en 2008 por un mesotelioma.

En la vista judicial quedó claro, como lo indican los informes médicos y de Osalan, que el fallecido padeció un mesotelioma pleural y, como confirmó en la vista judicial el doctor Loidi, el 88% de estos mesoteliomas se deben, sin excepción, a haber inhalado fibras de amianto durante su actividad laboral. Las excepciones tienen que ver con diferentes vacunas que se dieron en EEUU en el siglo pasado y en zonas naturales de Turquía donde existen minas de amianto al aire libre.

Sin embargo, los abogados defensores de la Seguridad Social, de la empresa Pebasa y de la mutua Asepeyo y Fremap trataron de obligar al abogado defensor de la viuda y descendientes del fallecido a que presentara las pruebas concretas de que en los buques en los que había trabajado había amianto. Ese hecho quedó reconocido, sin embargo, por el abogado de la Seguridad Social, quien manifestó que los buques de mercancías o de pesca, entre otros, tenían amianto en diferentes partes del mismo.

En la vista judicial, Etxaburu explicó a GARA que su marido tuvo que ser trasladado en 2007 desde las islas Seychelles a Euskal Herria porque «no podía respirar» debido a que el cáncer estaba desarrollado. Cinco meses después falleció por el cáncer que había desarrollado por el amianto. Antes de ser patrón, Jon Solabarrieta trabajó en diferentes puestos en su vida laboral. El doctor Loidi, testigo de la defensa del trabajador, explicó que la aparición del mesotelioma era indicativo de haber estado en contacto con el amianto y añadió, contradiciendo al responsable del servicio de prevención de la Mutua Fremap, que las placas de amianto se encontraban en el forrado de tuberías y otras zonas del buque. «Con el tiempo van deteriorándose y pueden ser inhaladas», precisó.

La Seguridad Social, Pebasa y las mutuas recordaron, sin embargo, que el informe de Osalan no fue contundente sobre esos extremos de la demanda.

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