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RUGIDOS ROJIBLANCOS

Un día en las carreras

Martí PERARNAU Articulista del diario «Sport»

Partido grande, intenso, arrebatador. Partido maravilloso de ida y vuelta. Los entrenadores no podrán estar descontentos porque esa ha sido su mutua propuesta. Al Bernabéu y a correr. El escenario idóneo para ambos equipos, exquisitos en la pradera amplia, el sprint prolongado y la continuidad vertiginosa. Propuesta ambiciosa de Mourinho desde la alineación, con Xabi Alonso de mediocentro único y Granero y Kaká de interiores. Un 4-2-3-1 flexibilizado a 4-3-3. Athletic bielsiano puro, plantado para saltar y correr. Con esos mimbres, el partido había de ser, obligatoriamente, un partido a la carrera.

Errores en la definición han matado al Athletic, que ha llegado a someter a los locales durante un buen tramo del primer tiempo. Esos errores le han dado alas a un Madrid que solo necesitaba una brisilla para echarse a volar. Por el camino, los medios han quedado sepultados por los corredores, que les pasaban por encima como las cuádrigas con los caídos. Los rojiblancos han tenido al Madrid contra el alambre, sostenido únicamente por su ineficiencia rematadora.

El despliegue entre líneas de Muniain ha sido un problema indescifrable para el Madrid. Los defensas marcan con precisión cuando pisan su línea del área y los medios cubren con énfasis si el rival conduce de cara. Pero cuando aparece un Muniain entre espacios, a la espalda de los mediocentros, ahí se produce un cortocircuito que el equipo merengue no atina a atajar.

Del Athletic, criticar una de los principios fundamentales de Bielsa: de su línea de medios siempre salta un jugador a por el rival que conduce el balón e inicia una persecución individual. La virtud de la medida es la presión asfixiante que conlleva. El defecto, los pasillos que regala. Esos marcajes individuales son un espejo de dos caras y el domingo se ha caído del lado malo.