Raimundo Fitero
Preámbulo
La 2, como alternativa residual, acogió la noche del lunes la gala de entrega de los Premios José María Forqué, que organiza EGEDA, la entidad que agrupa a los productores de cine. Llevan diecisiete años dándolos, pero forman parte de la invisibilidad a la que se somete el cine español debido a su flojera estructural y a sus previsiones artísticas tan menguadas, como si su complejo de inferioridad creciera y nunca fuera totalmente superado.
Lo cierto que la gala televisada fue horrible. El intentar homenajear al cine musical no fue una buena idea, porque se notó su dependencia del cine americano, y claro, nunca llegaron a conseguir ni un ápice de credibilidad, los números mostrados. Quizás debieron hacer un homenaje al cine musical español, aquellas películas raciales de tonadilleras y galanes casposos en tecnicolor, que es de donde podrían haber sacado unos números que contextualizaran mejor la circunstancia.
Pero en esta gala apareció José Ignacio Wert el nuevo ministro de Educación, Cultura Y Deporte, y habló. Y lo hizo de una formas adecuadas. De tal manera que no cuesta mucho asegurar que fue el mejor y más preclaro comunicador, el perfecto mitinero, el que dijo lo que tenía que decir, y como lo tenía que decir. Con buena estructura en el discurso, con lenguaje adecuado, fluidez en el desarrollo y un contenido que deja a las claras las intenciones de su ministerio respecto a la cultura y muy específicamente al audiovisual, y en ese sentido aseguró que se debe crear una mayor y más profunda relación entre cine y televisión. Lo dijo con claridad, pero yo me preguntaba, ¿más todavía? ¿De qué manera se puede incrementar esa relación?
Y ahí me quedé, contento con que un ministro dijera algo concreto, tuviera coraje y fuera en una gala de esas características un agente activo y no decorativo. Algo ha ganado el cine y la cultura. Su titular ministerial sabe hablar. Y parece tener un plan. No como Enrique Cerezo el presidente de la entidad organizadora, que no dio la talla. Le sacas del fútbol y se convierte en un tendero. Y de los premiados, pues, eso, que dicen que son unos prolegómenos de los Goya. O sea Urbizu contra Almodóvar, más o menos.