LAB recalca la necesidad de alianzas para disputarle el poder al capital
«Para construir un nuevo modelo social hace falta poder político y popular». Bajo esa premisa, la secretaria general de LAB lamenta que ELA dé por rota la mayoría sindical vasca y le emplaza a poner fecha para abrir un debate sobre cómo implicarse en ese cambio, ya que no se debe «confundir autonomía con autismo». Ainhoa Etxaide hizo extensiva la oferta al resto de agentes políticos, sindicales y sociales.
Imanol INTZIARTE | DONOSTIA
La crisis económica, el contexto político y las diferencias en el seno de la mayoría sindical marcaron la Asamblea Nacional de LAB celebrada ayer en el frontón Atano III de Donostia con la presencia de varios cientos de delegados y delegadas.
La secretaria general Ainhoa Etxaide arrancó su intervención recordando que este curso tendrá lugar el VIII Congreso y que han sido muchos los cambios en los últimos cuatro años. Un periodo en el que se ha trabajado bajo presión y se han tomado decisiones importantes y con poco tiempo para el debate interno, lo que ha generado fricciones, reconoció con un tono de autocrítica. No obstante, resaltó que «la gente de LAB no ha fallado» y ha actuado «con cohesión y responsabilidad».
Tras esta introducción, se metió en harina aseverando que la crisis «no es una mala época, es una crisis del sistema. Hay que transformar el sistema. Si lo hace el capital será a su favor y nos dejará sin nada a los trabajadores». Por ello, defendió la necesidad de que el ámbito sindical plantee alternativas.
Etxaide situó en este contexto las divergencias entre LAB y ELA, que han llevado a este último sindicato a dar por finiquitada la mayoría sindical vasca. Una «mala noticia» que lamentó que se haya anunciado «sin debate y a través de la prensa», en referencia a la entrevista al secretario general de ELA, Txiki Muñoz, publicada por GARA el pasado domingo.
Para Etxaide, la postura de ELA «es darle a la patronal el escenario que deseaba» y supone «desprestigiar el sindicalismo y descapitalizar el esfuerzo de los tres últimos años».
Asumió que «la responsabilidad» es de ambas centrales, pero ante el argumento de que el escollo es el supuesto veto para criticar a Bildu, rechazó la mayor y subrayó que «LAB no está subordinada, está implicada en los problemas sociales y políticos. LAB no está subordinada a ningún partido, pero tampoco a ningún sindicato, e igual ese sí es el problema. Un sindicato que quiere condicionar el cambio tiene que ser parte del proceso y no confundir autonomía con autismo».
«Ya podemos espabilar»
No negó que las críticas de ELA puedan tener su parte de razón. «Igual es verdad que hay que hacer las cosas de otra forma. Se buscan, se debaten, se establecen otras bases, pero no a base de testosterona. La realidad es que aquí el que manda es el capital y ya podemos espabilar todos si de verdad queremos ofrecer una alternativa a la clase trabajadora de este país». Por ello, Etxaide emplazó a ELA «a que ponga fecha al debate».
Tampoco faltó un mensaje «al ámbito político de izquierdas y soberanista», al que instó a «asumir la defensa de los derechos de los trabajadores» y a «tener claro que si quieres cambiar la situación tu aliado natural es el sindicalismo».
De cara a este curso, la actuación de LAB se sustenta en cinco ejes. La defensa del derecho a decidir y de la soberanía en el marco del ámbito vasco, la defensa de los servicios públicos, la apuesta por el reparto del empleo y de la riqueza, el impulso al proceso de solución del conflicto, y la lucha por los derechos de los presos.
LAB plantea un acuerdo nacional que ofrezca a Euskal Herria «una salida de la crisis y una solución democrática. De esta crisis solo se sale construyendo un nuevo modelo social. Hay que frenar todo esto y eso se hace disputándole el poder al capital. Disputar el poder en la calle, en los centros de trabajo y en las instituciones. Vamos a construir un nuevo modelo, vamos a reconstruir este país. Y para eso hace falta poder político y popular», sentenció.
La asamblea arrancó con un emotivo recuerdo a los trabajadores fallecidos o heridos en accidente laboral. Siete personas con buzos rojos y caretas blancas compusieron con otros tantos carteles el lema «Gure osasuna defenda dezagun».
Junto al estrado se podía ver un cartel con el lema «Rafa Askatu» y la imagen del ex secretario general de LAB, Rafa Díez, actualmente en prisión. La exigencia de que se respeten los derechos de los represalidos ocupó la parte central del acto.
LAB celebrará este curso su VIII Congreso, en el que, entre otras cuestiones, toca renovar la Ejecutiva. Ainhoa Etxaide presentó su candidatura a continuar como secretaria general al exponer que «si no decís lo contrario, estaré aquí el año que viene».
Garbiñe Aranburu, responsable de Acción Sindical, fue la encargada de fijar posición respecto al acuerdo suscrito en Madrid entre las patronales CEOE y Cepyme y los sindicatos UGT y CCOO. Aranburu resaltó que «desde el inicio de la crisis se están atacando salarios, derechos laborales y sociales», y que lo firmado en la capital española «no hace sino profundizar en esa vía. Se trata de un acuerdo para moderar salarios, facilitar por medio de las negociaciones sectoriales que las empresas puedan ampliar la flexibilidad y facilitar un descuelgue generalizado de las condiciones del convenio en las empresas. Es un ataque en toda regla al derecho a la negociación colectiva».
Aseguró que «más flexiblidad es igual a más destrucción de empleo. No va a ser LAB quien dé cobertura a ello, porque entendemos que la negociación colectiva tiene que ser un instrumento válido justo en la dirección contraria. Las condiciones salariales y laborales de Euskal Herria son mejores que las del estado, porque aquí hay otra forma de hacer sindicalismo. CCOO y UGT tendrán que explicar a las y los trabajadores de Euskal Herria cual es su posición». I.I.