Tele K: la alternativa vallecana al tdt party regresa a las pantallas
Una pequeña televisión comunitaria se ha convertido en la única alternativa al monopolio ultra de las emisiones madrileñas. Tras un fin de año marcado por las dificultades económicas, TeleK vuelve a emitir gracias a los 35.000 euros logrados por el apoyo popular.
Madrid constituye el búnker de ese conglomerado conocido como TDT party, una sucesión de cadenas de televisión cuya pluralidad oscila entre la derecha y la extrema derecha. En este monopolio catódico apenas existe espacio para voces que no repitan el discurso dominante de Telemadrid, Libertad Digital o Intereconomía. Sin embargo, una pequeña televisión comunitaria ha logrado hacer frente a la hegemonía conservadora. TeleK, una emisora vallecana, resiste como única opción con un mensaje de izquierdas. Tras varios meses fuera de las ondas por no poder afrontar los gastos de emisión, regresa a la TDT después de obtener 35.000 euros gracias a las aportaciones de sus espectadores.
«Somos la única alternativa a un espacio digital marcado por las licencias repartidas por la Comunidad de Madrid y que están en manos de grupos de ultraderecha», señala Pablo Iglesias, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense y presentador de La Tuerka, el espacio de debate que emite Tele K los jueves por la noche. Frente a una parrilla dominada por gente como Federico Jiménez Losantos o Eduardo García Serrano (famoso por llamar «zorra» a la ex consellera de Sanidad), en la tertulia vallecana pueden encontrarse desde miembros del 15M hasta diputados de Amaiur, como Sabino Cuadra, pasando por representantes de Nuevas Generaciones. Un ejemplo: uno de sus programas más seguidos consistió en una discusión entre un miembro de un sindicato policial y el portavoz de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas.
La historia de TeleK se remonta a 1993 y viene ligada al barrio de Vallecas, una «aldea gala» de la izquierda dentro del mar azul que es Madrid, tal y como señala Francisco Pérez, presidente de la televisión. Pérez, que está empleado en la escuela audiovisual que surgió bajo el paraguas de la cadena, reconoce que llegó a esto de las cámaras y los platós casi por casualidad. Trabajaba en una oficina de BBVA y su tiempo libre lo simultaneaba entre su actividad como sindicalista en CCOO y su labor en la Asociación de Vecinos del Puente de Vallecas.
«Partimos de una premisa. Si la tele no te gusta, puedes hacer tú una», señala. Con esta filosofía algo punk del «háztelo tú mismo», diversos grupos y asociaciones de Vallecas se lanzaron a un proyecto que les costó, en un principio, 500.000 pesetas. Los fondos llegaron gracias a las suscripciones y las emisiones se colaron en las pantallas aprovechando un vacío legal. Finalmente, la norma terminó respetando a quien ya emitía y su parrilla se extendió por Madrid.
Las dificultades han marcado la evolución de una emisora pionera. Todos trabajan de forma voluntaria y muchos de sus operarios desarrollan su labor gracias a convenios de becas con universidades. A esto se le suma el boicot institucional. La penúltima barrera la colocó Esperanza Aguirre en 2005. Con la excusa del reparto de licencias para la TDT, la «lideresa» dejó fuera a TeleK. Más de 4.000 personas participaron en una manifestación que denunció el intento de exclusión. Sin embargo, una normativa posterior del PSOE reconoció su carácter comunitario y avaló su presencia en las pantallas.
Sin publicidad
Los problemas económicos constituyen otro de los grandes escollos de una televisión sin ánimo de lucro que ni siquiera obtiene ingresos a través de la publicidad. Emitir mensualmente cuesta 4.000 euros, una cifra astronómica para TeleK y que le llevó a no poder afrontar las facturas. Por este motivo, en octubre del pasado año, el canal se fundió en negro. Su programación se refugió en Internet mientras que sus responsables iniciaban una campaña de adhesiones que ha dado sus frutos en tres meses.
«En el futuro nos tenemos que convertir en un medio cada vez más solvente» destaca Pablo Iglesias, que reconoce que la trascendencia de la cadena supera las fronteras de Vallecas. Además de La Tuerka, esta emisora ofrece una parrilla con programas dedicados a su barrio, humor y hasta flamenco. Incluso sintonizan durante tres horas la programación de Telesur. Gracias al apoyo popular, seguirán haciéndolo. Aunque Francisco Pérez invita a seguir su experiencia. «Si nosotros hemos puesto en marcha una tele, cualquier puede hacerlo», bromea.
Alberto PRADILLA