Novak Djokovic tuvo que recurrir a toda su energía para salir vivo de su complicada semifinal del Abierto de Australia contra Andy Murray ayer en Melbourne, y alcanzar el derecho a defender su título contra Rafael Nadal en la final. El serbio reflejó su sufrimiento en distintos momentos de su enfrentamieno contra el escocés, pero su orgullo y determinación le permitieron superar la prueba tras cinco sets -6-3, 3-6, 6-7 (4 / 7), 6-1 y 7-5- después de 4 horas y 50 minutos de intenso trabajo.

«No tengo palabras para describir lo que pasó, el resultado lo dice todo. Físicamente fue agotador pero también muy duro emocionalmente. Estoy muy contento de estar en la final», dijo el ganador del duelo.

Ahora solo queda una pregunta ¿el número 1 del mundo logrará recuperarse para hacer frente a Nadal mañana?. El balear (N2), que dudaba de su estado de forma a su llegada a Australia, disipó cualquier tipo de incógnitas al salir airoso el jueves de su semifinal frente el suizo Roger Federer (N.3).

Será la tercera final consecutiva de un Grand Slam entre ambos con ventaja de Djokovic, que se impuso en Wimbledon y en el Abierto de Estados Unidos en 2011. «No es ningún secreto. La recuperación va a ser crucial ya que Rafa está en forma, jugando bien y ha tenido un día extra de descanso. Mi principal prioridad será física, ser capaz de jugar lo mejor posible. Si lo consigo, creo que puedo ganar».

Azarenka contra Sharapova

Hoy la bielorrusa Victoria Azarenka y la rusa Maria Sharapova disputan la final femenina, en la que además del título está en juego el cetro mundial, ya que la tenista que gane saldrá de Melbourne como nueva número uno. Ambas se han enfrentado en seis ocasiones, con tres victorias para cada una.