
�Expoc�rcel� muestra en Gasteiz la oscura realidad de las prisiones espa�olas
La c�rcel se ha convertido en un lugar gris, un sitio �deshumanizado� donde �almacenar� miles de internos sin deparar en su reinserci�n social. Los responsables de �Expoc�rcel� han conseguido dar color a una realidad oscura con la que tratan de acabar.
Ion SALGADO
El Estado espa�ol defiende que los centros penitenciarios de r�gimen ordinario est�n concebidos arquitect�nicamente con una tipolog�a modular que �posibilita crear espacios que facilitan la vida diaria en la prisi�n y responden a la doble funci�n de lugar de custodia y espacio favorecedor de la rehabilitaci�n�. Sin embargo, la realidad ha evidenciado que el sistema penitenciario dise�ado en Madrid, lejos de fomentar la reinserci�n de los internos, ha incrementado el n�mero de presos llegando a hacinar a m�s de 71.000 personas, un r�cord solo superado en la Uni�n Europea por Polonia (84.000 personas presas).
Con el objetivo de ilustrar esta situaci�n se ha instalado en Gasteiz �Expoc�rcel�. Una exposici�n itinerante con 25 a�os de historia que denuncia la situaci�n que padecen las miles de personas internas entre los muros de las prisiones -1.722 en Hego Euskal Herria-. El comisario de la muestra, Luis Sandalio, afirma que los dibujos y las esculturas distribuidas a lo largo del Seminario Diocesano de la capital alavesa tienen por objeto abrir los ojos de la sociedad ante el fracaso del sistema carcelario, impuesto por una �raza pol�tica que ya no vale� para dar respuesta a la reinserci�n.
Frente a la puerta de la muestra, Sandalio, que participa como voluntario en el penal c�ntabro de El Dueso, explica que la exposici�n, formada por nueve espacios en los que se recopilan obras de presos y artistas profesionales, realiza una menci�n especial a la actual situaci�n de crisis econ�mica. Una etapa de precariedad que se acent�a en el interior de los penales. �La c�rcel va a sufrir las consecuencias de la crisis que padecen los ciudadanos�, lamenta.
Esta impresi�n es compartida por Zigor Olaberria, miembro de Salhaketa. En su opini�n, el fracaso de la pol�tica penitenciaria dise�ada desde Madrid est� relacionado con la construcci�n de una sociedad llena de �desigualdades�. Una brecha social que ha ido en aumento como consecuencia de la crisis. A su parecer, la situaci�n econ�mica, que se ha ido agravando desde el a�o 2008, no har� sino incrementar el n�mero de personas pobres en el seno de las prisiones.
Para tratar de acabar con esta realidad, Sandalio y Olaberria proponen la puesta en marcha de opciones alternativas al actual sistema carcelario, nuevas medidas que sirvan para posibilitar la reinserci�n social de todos los internos. Un ejemplo ser�a el establecimiento de sanciones administrativas para castigar delitos menores que en la actualidad se penan con la c�rcel; otro pasa por la puesta en marcha de nuevas prisiones, m�s peque�as y situadas en el centro urbano de las ciudades, que sirvan para afianzar la reinserci�n de los presos.
Zabaia, un mal ejemplo
Valent�n Arteaga, miembro de la Comisi�n Antisida de Araba, comparte la puesta en marcha de unos nuevos centros que devuelvan la �humanidad� al sistema penitenciario. Sin embargo, como �l mismo se�ala, parece que los �ltimos pasos del Estado espa�ol van encaminados a la construcci�n de macroc�rceles, donde se agrava la condena por la dureza del presidio. Esta situaci�n se da en la reci�n inaugurada prisi�n de Zabaia, un penal dise�ado para �almacenar personas�. �Bueno, entran personas y dejan de serlo�, a�ade Arteaga, que coopera con �Expoc�rcel� ense�ando la muestra a los m�s de mil alumnos que tienen previsto visitar el Seminario durante las pr�ximas semanas.
Su vinculaci�n a la Comisi�n Antisida le ha servido para conocer la realidad de la nueva prisi�n de Araba. Un centro �peor� que la vieja c�rcel de Langraiz. �Zabaia no cumple sus objetivos de reinserci�n, y no tiene nada que ver con una `c�rcel cinco estrellas', como dec�a alg�n medio de comunicaci�n. Se trata de un centro donde hay mucha tensi�n, los m�dulos son muy cerrados y, de momento, no hay movimiento entre ellos�, explica con notable enfado.
Las palabras de Olaberria, Arteaga y Sandalio est�n ilustradas con obras carcelarias. Unas obras de arte dirigidas a denunciar la injusticia social mediante un monumento al �soldadito heroico�; clamar contra la criminalizaci�n a la que son sometidos los inmigrantes; evidenciar la violencia institucionalizada, utilizando como ejemplos a Ast�rix y Ob�lix -presentados como la justicia restauradora-; y recordar que se necesitan voluntarios solidarios como ellos.