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Ramón Ruiz de Arbulo, Miren Iñake Miguel (*) Delegados y delegadas de LAB en Nestlé de Araia

Nestlé premia a unos pocos para acallar a toda la plantilla

Mientras la mayoría de los trabajadores y trabajadoras que dependen de esta empresa pierden con el conjunto de cambios introducidos por este convenio, hay algunos que salen ganando

Nestlé ha impuesto en su planta de Araia (antigua Miko), con la colaboración necesaria de ELA, un convenio con el que la multinacional ha quitado a los trabajadores y trabajadoras de producción de esta planta capacidad de negociación y de control de sus propias condiciones laborales. Este convenio, que finalmente ha sido firmado por ELA y CGT, ha puesto punto y final a un proceso en el que la empresa ha sustituido la negociación con la parte social por las presiones y amenazas, mientras que ELA ha actuado de espaldas a los intereses y las necesidades de la mayoría de la plantilla.

De lo firmado a finales de enero en la planta de Araia nos preocupa casi tanto el fondo como la forma. Empezando por los puntos que conforman el cuerpo del convenio, destacamos el hecho de haber pasado de la obligación de trabajar seis sábados al año que imponía el anterior convenio a los dieciséis del actual; la supresión de la posibilidad de compensar con tiempo libre las horas sobrantes, que ahora solo podrán compensarse económicamente, o la desaparición del plus de nocturnidad permanente.

Pero tal vez la medida más perjudicial para la importante masa de trabajadores eventuales de esta planta es que este convenio elimina la regulación de la forma de convertir los contratos de personal eventual o de campaña en personal fijo. Algo que existía en los anteriores convenios y que era importante porque daba a estos trabajadores y trabajadoras una cierta garantía de objetividad en la toma de esta decisión. De esta forma, a partir de este convenio, en materia de contrataciones se ha instalado la total arbitrariedad.

Pero mientras la mayoría de los trabajadores y trabajadoras que dependen de esta empresa pierden con el conjunto de cambios introducidos por este convenio, hay algunos que salen ganando.

Es el caso de quienes por trabajar en oficinas, en laboratorio o en ciertas secciones de producción no van a tener que trabajar ni un solo sábado, a pesar de lo cual van a beneficiarse del plus de compensación por trabajar esos 16 días al año que decida la empresa de forma unilateral.

La intención de esta medida es clara: premiar económicamente a una parte de la empresa, logrando así que esta apruebe el convenio.

Por último, debemos señalar que desde el inicio de las negociaciones del convenio, uno de los objetivos de la empresa ha sido pasar de ser Helados y Postres SA a denominarse Nestlé España SA. Pues bien, con la firma del convenio se ha permitido ese cambio de denominación que, mucho nos tememos, puede acarrear que los siguientes convenios no se negocien en la planta de Araia.

Como señalábamos antes, el contenido de lo aprobado nos parece un grave retroceso para los trabajadores y trabajadoras, pero tampoco nos gusta la forma en que se ha llegado a ese contenido. Y nos explicamos.

Cuando la empresa presentó su primera propuesta de convenio, todas las secciones sindicales y la plantilla en asamblea mostraron su rechazo porque suponía la pérdida de muchos de los derechos que se habían conseguido hasta el momento. Ante este rechazo, la empresa tomó dos vías de acción; por un lado, valiéndose de la política del miedo, convocó varias reuniones con el conjunto de la plantilla para trasladar la mala situación que decían estaba atravesando la empresa. Y por otro lado, se reunió con cada sección sindical por separado, a excepción de LAB, para intentar llegar a acuerdos.

En una ocasión la empresa ya intentó negociar sólo con ELA y LAB, pero nosotros nos negamos y exigimos que todo el proceso de negociación se realizase con el conjunto del Comité. Por ello, queremos denunciar también la actitud del resto de secciones sindicales que accedieron a negociar por separado con la empresa.

Finalmente, ELA se presentó como el mejor aliado de la empresa llegando a un preacuerdo con esta. Después, convocó con la ayuda de CGT una asamblea en la que ELA explicó a la plantilla el preacuerdo que habían negociado y cuyo contenido iba en la línea de la primera propuesta que presentó la empresa. De esta manera, lo que antes no era aceptable, ELA lo convierte en firmable, a cambio de unas ventajas económicas para una parte de la plantilla. ELA solo se ha preocupado de conseguir unas subidas salariales en algunos conceptos que beneficiarán sobre todo a una parte de los trabajadores y trabajadoras fijos y se ha olvidado de los derechos del resto de la plantilla y sobre todo de los derechos de los eventuales. Se ha convertido así en el instrumento que la empresa necesitaba para ese ataque.

Ha negociado de espaldas al resto de la representación sindical y del conjunto de la plantilla. Y ha aceptado unas medidas que hipotecarán el futuro de la negociación colectiva en esta empresa.

Con la firma de este convenio, ELA y CGT, además de anular de un plumazo derechos importantes que se recogían en los convenios anteriores de esta empresa, nos han dejado atados de pies y manos para la negociación del próximo convenio.

(*) También firman este artículo Aitor Armentia, Tere Sánchez y David Aguayo.

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