Vecinos de Santa Ana y Santiago piden a las instituciones que les «dejen en paz»
Agustín GOIKOETXEA | BILBO
El centenar de familias que viven en los barrios de Santa Ana y Santiago exigieron ayer a las instituciones, particularmente al Consistorio bilbaino, que cumpla con lo pactado previamente con ellos, reconstruyendo las catorce viviendas que fueron derribadas en 2008 para acometer los nuevos accesos a la A-8 por San Mamés y creando un parque. Los vecinos rechazan la pretensión del Ayuntamiento de edificar un bloque de 90 VPO en los terrenos que iban a ser zona verde, con una tipología ajena a su entorno.
Los habitantes de estos dos barrios de casas baratas, con más de 80 años de existencia, se quejan de ser los grandes olvidados en dos operaciones urbanísticas aún en fase de ejecución, como son el soterramiento de la línea de Feve en Basurto -pendiente de la urbanización en los alrededores del hospital- y los nuevos accesos a Bilbo, que permitirán el derribo del scalextric de Sabino Arana. «Queremos que nos dejen en paz, como estábamos ante de las obras», enfatizaron.
Ayer, coincidiendo con su comparecencia ante los medios de comunicación junto al solar que pretenden se convierta en un espacio de esparcimiento para la zona, contaron con el respaldo de los ediles Aitziber Ibaibarriaga, de Bildu, y Luis Hermosa, del PP.
Los afectados dijeron estar dispuestos a reunirse todas las veces que sea necesario con los responsables municipales para zanjar el conflicto, pero aclararon que rechazan la idea de los técnicos de Urbanismo que edificar un bloque de VPO.
En primer lugar, esperan que se eliminen las chapas metálicas de cierre que han acotado la zona de obras del soterramiento de las vías de Feve y donde ahora se ha detectado un incremento de ratas, basura y maleza, además de que la Diputación vizcaina ordene retirar los materiales de obra y depósitos de tierra que se mantienen en los terrenos, provenientes de los trabajos en la autopista A-8.
En las alegaciones formuladas por la comunidad de propietarios al Consistorio, se propone que cada barriada mantenga sus accesos independientes, así como el número de plazas de aparcamiento. Se quejan de que, por su tipología, la privacidad de la que disponían era la mejor medida para la seguridad de sus viviendas. Con los cambios que han traído las obras, detectan que los robos en vehículos y viviendas han aumentado, manteniéndose la ausencia de una vigilancia periódica de las patrullas de la Policía Municipal.
Otra de sus reivindicaciones se centra en el establecimiento de medidas correctoras y los controles oportunos para que no vean incrementar la contaminación acústica, proveniente de la cercana A-8, así como de las cinco galerías que se han horadado entre los dos barrios. Asimismo, pidieron a Feve que reduzca la velocidad de los trenes cuando transitan por el túnel, ya que desde sus casas perciben el paso de los convoyes.
Tampoco perdieron la ocasión de reclamar un bidegorri hasta el albergue municipal de Kastrexana.