Mikel INSAUSTI

El cine de Tom Tykwer podrá gustar más o menos, pero hay que reconocerle su constante esfuerzo por innovar y ser original, sin repetirse a si mismo nunca. Cuando hace tres años rodó para Hollywood el cosmopolita thriller “The International” parecía que podía dejarse tentar por el cine comercial, pero no ha sido así, y acto seguido iba a sorprender con su regreso al cine alemán para realizar “Tres”, que es una comedia de autor diferente a todo lo que se ha hecho dentro del género. Da un nuevo giro al conocido esquema argumental del triangulo amoroso, tanto en lo que se refiere a su contenido satírico como a su tratamiento visual. Se sirve de los efectos de postproducción para utilizar la pantalla partida con acciones simultáneas en paralelo, imágenes vistas al microscopio, apariciones espectrales y todo lo que haga falta para ofrecer otras dimensiones de la realidad. En cuanto a su sátira del mundo actual, se centra en la genética y en la búsqueda obsesiva de la eternidad.

No en vano el tercero en discordia es un avanzado científico que experimenta con células madre, y que viene a ser la moderna encarnación del Superhombre de Nietzsche, porque también domina los deportes y actividades de riesgo, así como las relaciones personales con hombres y mujeres, gracias a que es bisexual. La vida de la pareja en crisis protagonista cambia por completo al conocerle, pues es capaz de contentar a ambos por separado. Hay que recalcar esto último, debido a que “Tres” es una comedia de enredo que juega con las casualidades, y el azar quiere que ella y él contacten por diferentes vías con el mismo amante perfecto en secreto, ignorando tan increíble coincidencia. Cuando el esperado momento del encuentro entre todos los implicados se produce, con el consiguiente asombro por triplicado, la película culmina de forma irónicamente provocativa, haciendo valer un diálogo previo que daba la pista para el abierto desenlace: “Ya le puedes decir adiós a tu manera determinista de ver la biología”.