Ya ha pasado la Copa para el Mirandés y ahora solo piensan en la Liga. Mikel Iribas reconoce que ha sido una experiencia irrepetible, aunque tiene claro que sigue siendo un futbolista de la Segunda División B.

¿Ya han superado la resaca que les ha dejado la Copa?

Sí. De todas formas pienso que hemos tenido siempre los pies en el suelo. Es verdad que no pensábamos llegar tan lejos, pero el objetivo siempre ha sido la Liga y sabemos que somos jugadores de Segunda B, lo que pasa que no es fácil centrarte muy bien con todo lo que nos ha pasado en la Copa.

¿Cómo ha sido la experiencia?

Increíble. Nos hemos enfrentado a cuatro equipos de Primera y no será fácil que se vuelva a repetir, aunque la historia nos ha superado un poco. No estamos acostumbrados a estar todos los días en los medios de comunicación, pero en lo demás la experiencia ha sido preciosa.

¿El partido de San Mamés fue el más bonito de todos?

Quitando los partidos de Anduva sí. Aquí en Miranda se crea un ambiente excepcional. Cuando hemos jugado fuera lo mejor ha sido el de Bilbo. Jugar en un campo lleno como San Mamés, con el ambiente que había fue impresionante. No estamos acostumbrados a jugar ante tantas personas. Las experiencias que hemos vivido las recordaremos toda la vida.

¿Se nota mucha diferencia cuando jugáis contra los Primeras?

Lo normal es que dijera que sí, pero no ha sido tanto. Es verdad que los jugadores tienen una calidad impresionante, están jugando en Primera y eso se nota. Pero ellos no están acostumbrados a jugar con la intensidad que se juega en Segunda B. Aquí los partidos son muy intensos y al rival no se le deja ni respirar y en ese sentido les hemos sorprendido mucho, porque ninguno de ellos esperaba que nosotros jugásemos así.

¿Qué diferencia tiene aquel Mirandés al que llegó estando en Tercera con el actual?

No mucha. Tras bajar de Segunda B llevaba unas temporadas luchando por el regreso. Entonces había más de 2.000 socios y el campo se llenaba igual que ahora. Aquí el fútbol se vive con mucha pasión y el jugador lo agradece como antes.

¿Pese a jugar en la provincia de Burgos se puede decir que sigue jugando en casa?

Sí y una de las razones por las que vine a Miranda fue esa. Estoy a una hora de Donostia y Gasteiz está a un cuarto de hora. Eso me permitía compaginar el fútbol y los estudios. Además también ví el ambiente que solía haber. Decidí venirme a Miranda y no me arrepiento.

¿Cómo andan a nivel de cobros?

Al día. Llevo aquí cuatro temporadas y nunca se han retrasado. El club es muy serio y ahora mismo eso se valora mucho. No pagan una barbaridad, pero cumplen con lo prometido y es lo importante. No es como algunos clubes que prometen mucho y al mes ya no puedes cobrar. Las condiciones que ofrece el Mirandés facilita también a que los jugadores vengan encantados a Miranda de Ebro.

¿Cual ha sido su peor momento en el Mirandés?

Sin lugar a dudas el último partido de los play off de la pasada temporada. Tras superar dos eliminatorias complicadas nos metimos en la decisiva y fue el que más fácil se nos puso. Tras ganar en Guadalajara nos pusimos por delante en casa y parecía que ya estábamos en Segunda, pero en 10 minutos nos dieron la vuelta y nos quedamos con la miel en los labios. Fue un momento muy duro.

¿La salida de la Real fue dura?

Yo llegué a la Real tras realizar una buena temporada con el Antiguoko, pero no tuve muchas oportunidades en el Sanse y al año siguiente tuve la opción de venir cedido al Mirandés. Jugué todo, pero al acabar la temporada me dijeron que no contaban conmigo. Pasé un par de días malos, pero nada más. El fútbol no solo es la Real, hay muchas opciones y si para ello hay que salir, se sale. Además, en seguida me llamó el Mirandés y tampoco tuve dudas.

¿El objetivo del Mirandés es el ascenso a Segunda?

No. El primer objetivo era la permanencia. Ya hemos conseguido la cantidad de puntos necesarios para ello y ahora el objetivo es lograr los puntos necesarios para poder jugar los play off. Cuando logremos ya lucharemos por el título y si podemos subir mejor, pero queremos seguir paso a paso, haciendo las cosas bien y sin apresurarnos. De momento las cosas nos están saliendo bien.