NUEVO TIEMPO EN EUSKAL HERRIA
Una estrategia desfasada
Iñaki IRIONDO
El PP, pese a la imagen que pretende transmitir el lenguaraz discurso de su presidente en la CAV, Antonio Basagoiti, está sobrepasado por la realidad política vasca. Está desnortado. Su problema es que, pese a haber ganado y llegado a la Moncloa, en las dos últimas elecciones ha sido la cuarta fuerza en la CAV -marco territorial y político que define su intento de consenso estratégico con PSE y PNV-. Esto le genera un doble desfase. Por un lado condiciona su relación con las formaciones que dirigen Iñigo Urkullu y Patxi López. Basagoiti tiene el poder que da gobernar en Madrid, de quien dependen decisiones trascendentales para Euskal Herria, pero tiene menos peso electoral que los partidos a los que por un lado interpela y por otro agrede. Y el segundo desfase consiste en vivir en la ficción de que la izquierda abertzale puede hoy ser aislada como en los tiempos del Pacto de Ajuria Enea. En esta percepción errónea de la realidad política le acompaña la portavoz del Gobierno de Lakua, Idoia Mendia, cuando limita la acepción de «grandes partidos vascos» a PNV, PSE y PP, haciendo abstracción de la fortaleza demostrada primero por Bildu y luego por Amaiur.
El estandarte de que «Batasuna no nos marque la agenda» que ayer volvió a sacar Antonio Basagoiti en La Moncloa es la muestra palpable de que el PP está a la defensiva. Porque no es Batasuna quien le hace hablar de política penitenciaria, son los periodistas quienes preguntan por ella a cualquier político vasco que pasa por Madrid o a todo ministro que tenga algo que ver con la materia. La agenda ya está marcada por la mayoría social y política vasca.
El Gobierno español puede encastillarse en su negativa a realizar ningún movimiento y con ello hará sufrir a miles de personas en Euskal Herria. Pero su estrategia de boqueo encontrará, probablemente, una respuesta contundente en las próximas elecciones autonómicas. Y, a partir de entonces, se empieza a intuir que su batalla ya no sea ni con la izquierda abertzale ni con el nacionalismo vasco, sino con una mayoría parlamentaria sólida y bien articulada en la que el PP corra el peligro de quedar aislado. Y entonces será más difícil seguir manteniendo la sartén por el mango desde Madrid.