Un extranjero perdió ayer las dos piernas en una explosión ocurrida al lado de un colegio de Bangkok, que además causó daños en una cabina de teléfonos y en un taxi, informaron fuentes policiales.

Según la televisión tailandesa, el extranjero herido es un ciudadano de nacionalidad iraní llamado Saeib Morabi que portaba una bolsa negra con explosivos.

El teniente coronel Witthaya Poonsin, subdirector la Policía de Klong Tan, explicó que primero arrojó una granada a un taxi que intentó alquilar y luego, al verse perseguido por agentes del orden, lanzó otro artefacto, pero se le escapó de las manos y estalló destrozándole las dos piernas.

Morabi fue trasladado al hospital Chulalongkorn para recibir atención médica. Otras cuatro personas resultaron con heridas leves en ambas explosiones.

La portavoz del Gobierno, Thitima Chaisaeng, declaró que en el apartamento que Morabi tenía alquilado en el barrio de Ekkamai, donde vivía con dos compatriotas, encontraron material explosivo y varios detonadores. Indicó, asimismo, que con anterioridad a los sucesos relatados se produjo otra detonación.

Por su parte, la Policía confirmó la detención de una persona de nacionalidad iraní en el aeropuerto de Suvarnabhumi cuando iba a viajar a Malasia.

Israel no desaprovechó la ocasión para acusar a Irán de estar detrás de este ataque. «Los atentados de Tailandia demuestran una vez más que Irán y sus aliados siguen operando y usando métodos terroristas y los últimos ataques son un ejemplo», subrayó el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, en un comunicado difundido durante una visita a Singapur.

Como ya lo hiciera el primer ministro, Benjamin Netanyahu, tras los atentados en Georgia e India, Barak acusó a Irán e Hizbulah de ser «elementos terroristas implacables, que suponen un peligro para la estabilidad de la región y el mundo».