Dentro de los contactos seminformales que mantienen con los talibanes en Qatar con el fin de sentar las bases para un proceso de diálogo, el Gobierno de Barack Obama estaría dispuesto a poner en libertad a cinco presos afganos retenidos en la base de Guantánamo a cambio de que los talibanes declaren treguas parciales, con lo que, según analistas, mostrarían su voluntad de continuar con el proceso, repleto de interrogantes.

Una de ellas es, precisamente, el año electoral que vive en Estados Unidos. Con las elecciones presidenciales del 4 de noviembre como telón de fondo, el presidente Obama debe jugar bien sus cartas en un tema tan sensible como este, advierten los analistas. «La liberación de presos es un asunto interno muy sensible, más si cabe en plena carrera electoral», subraya Bruce Riedel, experto de la CIA en el sur de Asia. Para Ashley Tellis, analista de la Fundación Carnegie para la Paz, un traslado de presos en estos momentos sería «terriblemente prematuro». En su opinión, no se debería de producir hasta que «los talibanes no hayan mostrado abiertamente su interés en las negociaciones de paz».

Remarca que si bien la Casa Blanca quiere lograr un acuerdo con los talibanes antes de que finalice 2014, «no sé si alguien fuera del Gobierno lo ve factible dentro de ese periodo».

A juicio de Tellis, está por ver si «aceptan la Constitución afgana y con ella otorgar los mismos derechos a las mujeres. Ese es un tema fundamental».

Otra de las interrograntes que siguen en el aire es «cómo implementar un alto el fuego cuando hay diferentes facciones implicadas y si los talibanes aceptarán un proceso de paz que implique la continuación más allá de 2014 de tropas estadounidenses en Afganistán aunque sea de forma residual».

Tampoco está definido el papel de Pakistán y de su influyente Ejército. El Gobierno paquistaní, temeroso en cierta forma de que Washington capitanee las conservaciones, prefiere llevarlas a terreno saudí en vez de a Qatar, donde los talibanes han abierto una oficina y donde ya han mantenido contactos con el enviado especial estadounidense, Marc Grossman.

Steve Coll, presidente de New America Foundation, un think tank estadounidense, se muestra más optimista. Estima que pese a «todas estas incógnitas, es muy posible que algunos talibanes se sientan persuadidos».

Riedel, sin embargo, opta por la cautela. Lo que sí parece estar claro es que EEUU quiere abandonar Afganistán liderando unas eventuales negociaciones.