Los datos del Ministerio español de Empleo y Seguridad Social sobre el paro confirman una realidad demoledora. La destrucción de empleo se dispara, los «planes de choque» y «esquemas integrales» de lucha contra el paro de las administraciones presentan un balance de estrepitoso fracaso y demuestran que así no puede ponerse nuevamente en vuelo un avión que se estrella. Solo en febrero, el paro subió un 2,5% y afecta ya a más de 211.000 personas en Hego Euskal Herria. A nivel del Estado español, los datos y las previsiones son de escalofrío: 630.000 nuevos parados este año para alcanzar una tasa media del 24,3%. Y todo ello en un contexto de contracción de la economía, que solo deja la duda sobre lo profunda y lo grande que será la depresión económica que se proyecta ya amenazante.

La austeridad se ha impuesto como la nueva religión de la política económica dominante. La realidad demuestra, sin embargo, que ni dinamiza el mercado de trabajo ni consolida la economía real. Cuando otra política es necesaria y, con gobernantes al servicio y en nómina del capital, no hay vías para materializarla, solo queda romper las reglas y la lógica de ese juego.