«Figuras de la exclusión»: una muestra de la historia de los «sin historia»
En el arte, como en la vida, marginados y excluídos también forman parte de la historia. Cuadros y esculturas que representan a los «inútiles» del mundo, a los auto-marginados o a los obligados. Prostitutas, mendigos, enfermos o esclavos fueron objetivo de los artistas durante los siglos XVI al XVIII. Todo ello se recoge en una exposición proveniente del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, que estos meses ha instalado en el donostiarra San Telmo.
M. LARRINAGA | DONOSTIA
Proveniente de Valladolid, vino a Donostia escoltada por la Policía durante todo el trayecto. Después de varios días «aclimatándose» a su nuevo entorno temporal, las obras que componen la exposición «Figuras de exclusión. Una mirada desde la imagen religiosa» han sido colocadas y preparadas para ser objeto deseado de todas las miradas posibles. Desde hoy y hasta el próximo 27 de mayo, la historia de los marginados en la Corona española de los siglos XVI al XVIII comparte techo con la muestra sobre Josep María Sert en el museo San Telmo de Donostia.
«Este proyecto ha sido un desafío para nuestro museo», confesó ayer María Bolaños, directora del museo vallisoletano. Se mostró satisfecha del resultado y dijo que el contraste del estilo barroco de las obras cedidas con el estilo más moderno y puro de la sala de exposiciones de San Telmo hace que la muestra «luzca extraordinariamente bien». Y es que cuadros de 300 por 256 centímetros cuelgan de paredes vacías y claras.
El auge de controlar
«La exposición abarca un arco cronológico de una importancia decisiva en la historia española», explicó la directora. A partir del siglo XVI, la exclusión social tomó importancia debido a los programas de control que comenzó la Corona española en una sociedad cada vez más multiforme y compleja. Se intensificaron los castigos por disidencia religiosa, la vigilancia sobre las mujeres, se segregó fuera de las ciudades a enfermos y a mendigos...
Paralelamente el arte vivió un importante auge y las imágenes se convirtieron en tema de debate, en objeto de adoctrinamiento y también en documento para ilustrar aquella sociedad rica culturalmente, pero muy «desarraigada».
Las 34 piezas de carácter devocional mostradas están divididas en cuatro bloques: «Inútiles para el mundo», «La marca de Caín», «Fuga mundi» y «Vidas de mujeres».
El primer grupo, constituido por diez piezas, permite ahondar en aspectos de la marginalidad como son la pobreza, la mendicidad, la caridad o la enfermedad. Así se pueden encontrar obras como «Casa de Nazareth», una alabanza a los pobres productivos; o «San José con el Niño», en alusión a la asistencia a los niños abandonados que colmaron las calles de las ciudades.
«La marca de Caín», con cinco piezas que reflejan una de las formas predilectas de la maldición divina mediante los desterrados, judíos o herejes, muestra ese proceso emigratorio y de los destierros masivos acaecidos durante el siglo XV hasta el CII. En ella se muestra «Historia de la aparición de la virgen de Guadalupe», un lienzo que destaca la condición franciscana del lienzo donde se refleja la conversión de un nativo.
«Fuga mundi» es la agrupación de los mártires, místicos y ermitaños que optaron por el desarraigo voluntario para retirarse al desierto o por morir en el anfiteatro en defensa de su fe.
Por último, las ocho piezas finales de la «Vidas de mujeres», pretenden arrojar un poco de luz a la importancia del papel de la mujer, un papel que a menudo camina entre el pecado y el arrepentimiento posterior, siendo fuente de tentaciones para los hombres a veces, y puras cristianas otras. Así, abundan las imágenes de María Magdalena («Aparición de Cristo a la Magdalena -Noli me tangere-»), de Águeda («Martirios de Santa Águeda y otros santos»), Úrsula («Martirio de Santa Úrsula y las once mil vírgenes»).
Junto con la exposición, como es habitual, San Telmo ha preparado varias actividades paralelas como conferencias, mesas redondas o visitas guiadas.