El Gobierno de Donostia compareció ayer para criticar la actitud de la oposición y desmontar las acusaciones de que está «paralizando» la ciudad. Los ediles de Bildu, encabezados por el alcalde, Juan Karlos Izagirre, pusieron sobre la mesa un extenso documento en el que se resumen numerosas iniciativas puestas en marcha a lo largo de los nueve meses de legislatura.

En contraposición, aseguraron que los representantes de la oposición «pretenden boicotear al Gobierno municipal únicamente por ser de Bildu».

Matizaron que la actitud del PNV es diferente a la de PSE y PP, quienes rechazan todo aquello que surja del Gobierno «sin haberlo estudiado o, al menos, leído. El PNV, al menos, muestra disposición a hablar y negociar los presupuestos».

Como botón de muestra citaron los presupuestos del cementerio de Polloe, donde «se presentaron unas cuentas calcadas al año anterior, es decir del PSE, y estos no las apoyaron diciendo que `esto es política'».

En este capítulo de tratar de obstruir la tarea del Gobierno incluyeron, entre otras, la puesta en marcha de «polémicas estériles», las actuaciones «contra trabajadores municipales como los inspectores de basuras o los de tráfico», el incremento de mociones respecto a ejercicios anteriores o las críticas con motivo de las inundaciones del pasado noviembre.

El Gobierno donostiarra subrayó que «si todas las mociones que se aprueban se llevasen a cabo, el presupuesto de toda la legislatura lo gastaríamos en seis meses». Por ello, aún asumiendo las diferencias y que «también erramos», reclamaron «que hagan una oposición constructiva que prime los intereses de la ciudad».