GARA > Idatzia > Kultura

JOSÉ LUIS Estellés | clarinetista y director

«El Festival Musika-Música es como una gran feria de la música clásica»

Este valenciano es quizá el más destacado solista de clarinete del Estado, con un amplio espectro de intereses que abarcan desde las primeras obras escritas para el instrumento hasta la música contemporánea, que siempre ha promovido con pasión. Fue director artístico de Musikene antes de la tormenta que sumió al centro en el caos, y sigue siendo profesor de clarinete en dicha escuela.

p058_f01_148x92.jpg

Mikel CHAMIZO | BILBO

José Luis Estellés protagonizó ayer uno de los cinco conciertos simultáneos con los que se inauguró la undécima edición del Festival Musika-Música. Lo hizo tocando música de Tchaikovsky, uno de los compositores más recurrentes en esta edición. Y el propio Estellés será también uno de los intérpretes más presentes, pues actuará en varias ocasiones a lo largo del fin de semana.

Va a ser uno de los artistas más prolíficos en este Musika-Música, con un total de cinco conciertos. ¿Qué músicas va a abordar en ellos?

Son tres programas, cada uno con una agrupación diferente. Junto al Cuarteto Arriaga, tocaré un arreglo de Takemitsu de una de las piezas para piano solo de «Las estaciones», de Tchaikovsky. En otro, junto a la pianista Marta Zabaleta y músicos de viento, tocaremos el «Trío patético» de Glinka y un «Quinteto» de Rimsky-Korsakov. Por último, y junto a la Banda Municipal de Bilbao, seré el solista en el «Concierto para clarinete y banda» de Rimsky-Korsakov.

¿Era el clarinete un instrumento destacado dentro de la música rusa del período nacionalista?

En esta época, sobre todo, se descubrió el potencial del clarinete en la orquesta sinfónica. En la Rusia del XIX todavía no era un instrumento muy frecuente en la música de cámara, pero en la orquesta cobró un gran protagonismo. Solo hay que ver cómo lo usa Tchaikovsky en todas sus sinfonías y en los ballets.

El «Concierto para clarinete y banda» de Rimsky se va a escuchar aquí con una instrumentación nunca antes empleada. Algo así como un reestreno.

Lo que sucede es que el material original con el que se interpretó este concierto se ha perdido. En la actualidad se suele interpretar en una adaptación a la plantilla de la banda actual, que incluye saxofones. Pero analizando la edición más antigua que pude encontrar de la partitura, una edición rusa, me di cuenta de que la instrumentación original era marcadamente diferente con respecto a la de hoy en día, así que decidí revisarla intentando acercarme lo más posible al texto original. Algunos instrumentos de las bandas del XIX, como el corno basso, ya no se utilizan. Pero, al sustituirlos por sus equivalentes modernos, he intentado conservar el espíritu de la formación instrumental en la que pensó originalmente Rimsky.

Es inusual encontrar un concierto de banda dentro de un festival de música clásica. A veces parece que sean dos mundos separados.

Eso es porque se ha asociado la música de banda al espacio abierto y a la música más festiva, popular. Pero existe un repertorio maravilloso tanto para banda sinfónica como para ensemble de vientos, a veces realizado por los propios compositores. Hay versiones para grupo de viento de sinfonías de Beethoven y de oberturas de ópera realizadas en el momento en que se estrenaron. En definitiva, una grandísima literatura que merece ser tocada, aunque el mundo de los auditorios parece bastante reservado a las orquestas sinfónicas y a la música de cámara. Pero en un festival de estas características, si existen composiciones interesantes para banda sinfónica, las tiene que dar a conocer.

¿Y el «Trío patético» de Glinka? Es una obra muy desconocida.

Es un trío inmensamente lírico y operístico, en el que el uso del piano es virtuoso y recuerda a la escritura de Chopin. Además, en algunos momentos del trío parece que se ha colado una ópera italiana, de Bellini por ejemplo. Me sorprendió muchísimo, pues percibes que, aunque Rusia estuviera a tanta distancia, en la primera mitad del siglo XIX había ya fuertes corrientes musicales viajando por toda Europa. Y Glinka fue el impulsor del Romanticismo musical en Rusia. Por eso, aunque siga siendo un gran desconocido para el público, la influencia que ejerció sobre los compositores rusos fue enorme.

Van a ser cinco conciertos muy diferentes en tres días. ¿Le gusta trabajar a este ritmo?

Eso es una de las cosas que más me gusta del Musika-Musica, que es una especie de feria de la música, con un ambiente fenomenal, en la que ves a la gente salir de un concierto y debatir en qué nueva sala se va a meter para ver otro. Y los músicos, también, tenemos nuestra vida interna en el festival. Es una experiencia muy intensa.


 

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo