CRíTICA | teatro
Ladridos de humor
Carlos GIL
Para ello el trío afronta un juego escénico que partiendo de esa situación reconocible se vaya complicando, se vaya haciendo imposible de codificar, y en esta ocasión utilizando la muerte como material desde el que diseccionar la vida familiar de un matrimonio con hijo y perrito. Y es a partir de una serie de circunstancias que se van convirtiendo en un encadenado de fallecimientos, que a su vez se convierten en gags, que a la vez van cargando la historia de sentido. Son los actores quienes mantienen la tensión y en la graduación de sus capacidades de empatía y de calidad, el espectáculo sube hasta los cielos: cuando la madre muere accidentalmente y el padre simula que está viva y la maneja como si fuera un muñeco, que son los quince minutos centrales vitales y ejemplares de la obra. Los otros dos actores se mantienen en la misma clave, pero no con la misma intensidad comunicativa, y la historia cuando se dilata, pierde eficacia, pero nos deja una grata sensación de teatro al alcance de todos.
Obra: «Perro que muerde no ladra».
Intérpretes: Jorge Cruz, Marta Cerqueira, Tiago Viegas.
Dirección: John Mowat.
Fecha y lugar: 28-02-12, Coliseo, Jornadas de Teatro de Eibar.