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La ONU constata crímenes de guerra por ambas partes en Libia y exculpa a la OTAN

El segundo informe de la ONU sobre las atrocidades cometidas durante la reciente guerra en Libia ha constatado que ambos bandos cometieron crímenes de guerra, pero excusa a la OTAN por la muerte de civiles al señalar que no lo hizo «de forma deliberada».

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Marta HURTADO (EFE) | GINEBRA

Tanto las fuerzas leales a Muamar Gadafi como los insurgentes libios cometieron crímenes de guerra durante el conflicto bélico del año pasado, según constata el segundo informe de la comisión de investigación designada por la ONU para indagar las atrocidades cometidas.

«La fuerzas de Gadafi ejecutaron y torturaron hasta la muerte a miles de prisioneros. Durante el conflicto armado esto constituye un crimen de guerra. Pero como la mayoría de los detenidos formaban parte de la población civil, estas sistemáticas ejecuciones constituyen crímenes contra la Humanidad», reza el informe.

Los insurgentes, conocidos como thuwar, «ejecutaron y torturaron hasta la muerte a leales a Gadafi y a supuestos mercenarios que no eran miembros del Ejército. Durante el conflicto armado, esto constituye un crimen de guerra», dice.

Estas conclusiones, conocidas ayer, están recogidas en el segundo informe que la comisión ha redactado y serán presentadas al Consejo de Derechos Humanos de la ONU el próximo 9 de marzo. La comisión -integrada por el egipcio Cherif Bassiouni, la abogada jordano-palestina Asma Khader y el canadiense Philippe Kirsch, exjuez de la Corte Penal Internacional- entregó un primer informe el 15 de junio del 2011, pero dada la constante comisión de abusos, se decidió prorrogar la misión para seguir indagando las atrocidades cometidas por los dos bandos, y una vez conocida la muerte de Gadafi, se le solicitó que también determinara las circunstancias de su deceso y del de su hijo Mutassim, algo que no ha podido lograr.

Gadafi fue apresado con vida en octubre y hay muchos indicios, por los vídeos tomados con los teléfonos móviles de sus captores, de que fue maltratado y ejecutado de manera sumaria. La comisión no tuvo acceso a la autopsia ni pudo entrevistarse con testigos directos de su muerte, por lo que «es incapaz de confirmar que fue un asesinato ilegal». La misma conclusión a la que llega en el caso de Mutassim.

Esta ambigüedad se repite en el análisis de la actuación de las fuerzas de la OTAN que ayudaron a derrocar al régimen. El texto señala que las fuerzas de la OTAN también fueron responsables de muertes de civiles, pero «no lo hicieron de forma deliberada», y en los casos en que ocurrió «no se puede determinar si, al atacar, la Alianza tuvo en cuenta el objetivo de evitar muertes de civiles y si tomó todas las precauciones a este propósito».

Las investigaciones determinaron que las fuerzas leales a Gadafi usaron la «tortura sexual como forma de extraer información y humillar a los detenidos», y que tuvo un «papel significativo» en la extensión del terror.

No aclara, sin embargo, que el régimen de Gadafi recurriera a mercenarios aunque sí encontró «evidencias» de que el régimen «reclutó y usó menores de edad en sus fuerzas regulares», e «indicios» de que los rebeldes también habrían contado con niños en sus filas.

La comisión también debía identificar a los responsables de las atrocidades para poder exigir medidas de asunción de responsabilidades y ha elaborado una lista de personas ligadas a violaciones de los derechos humanos que entregará en breve a la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Navi Pillay.

«Imperativo»

La comisión considera «imperativo» establecer localmente mecanismos para lograr la asunción de responsabilidades. «El sistema judicial no funciona efectivamente y sufre de haber sido usada como una herramienta de represión», se lamenta.

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