La inmensa mayoría de las organizaciones y agentes feministas de Euskal Herria han valorado, mediante un comunicado conjunto, la decisión del Gobierno de Lakua de retirar la Ley de Prevención de la Violencia Machista. En esa nota, se considera «satisfactoria» la resolución del Gobierno López, pero se apuesta por mantener la «precaución» hasta conocer el alcance de esta retirada.

Los diferentes grupos ofrecieron el pasado 10 de febrero una rueda de prensa en la que pedían la «inmediata derogación» de esa ley. El viernes, casi un mes después de aquella protesta, obtenían la recompensa en forma de retirada del polémico proyecto.

A pesar de ello, desde los organismos por la igualdad se mantiene una postura prudente, afirmando que es necesario «hacer una valoración política de esta larga batalla entre Emakunde e Interior» y del «retroceso» que esta pugna ha supuesto para las políticas activas de igualdad.

Asimismo, se muestran profundamente críticos con el trato recibido por parte de Lakua durante toda la negociación, llegando a afirmar que «ha quedado muy claro cuánto le preocupa al Gobierno Vasco la igualdad entre hombres y mujeres».

En el comunicado, los grupos feministas también se refieren a las consecuencias de este conflicto. A su juicio, estas no se limitan solo «al tiempo perdido» y a «lo que se ha dejado de hacer», sino que influyen también en la «desactivación de lo que estaba funcionando».

Por ello, emplazaron a la administración de Lakua a que «explique ante la ciudadanía si la retirada del anteproyecto devuelve las competencias a Emakunde» o si, por el contrario, la Dirección de Víctimas de la Violencia de Género va a mantener el mismo status.

La importancia del debate

Los agentes feministas consideran, además, que la retirada de esta ley «no garantiza necesariamente la paralización de las políticas que se han estado impulsando durante los últimos meses».

De la misma manera, mostraron sus sospechas sobre la acción del Gobierno de Patxi López, temiéndose que «puedan pretender ahora dar curso por otra vía a lo que preveía el anteproyecto retirado».

No todo son críticas a la decisión. También hay espacio para el optimismo en el comunicado. Así, desde las diferentes organizaciones coinciden en que esta situación «podría dar una oportunidad de enmendar en parte el desaguisado organizado», aunque consideran que para ello debería darse «un debate público genuino y participativo en torno a esta cuestión». Un debate en el que, en opinión de todos estos agentes, «tomen parte organizaciones de mujeres, investigadoras y activistas feministas», y en el que se pongan sobre la mesa aciertos y fracasos para poder rescatarlos o desecharlos.