Bradley Wiggins confirmó su dominio en la París Niza al imponerse en la cronoescalada final al col d'Eze y en la clasificación general por delante de un sorprendente Lieuwe Westra y de Alejandro Valverde.

El inglés del Sky ratificó de esta manera su poderío en la montaña. Ya fue el más fuerte en la etapa con final en Mende y en las dos cronos ha demostrado que su mejoría en la escalada no la ha logrado en detrimento de su capacidad contra el reloj.

Por ello Wiggins salió de la París-Niza reforzado en su camino al Tour, el gran objetivo de su temporada. Así, tras la victoria, declaraba a AFP que «tenemos un plan con mi equipo de entrenamiento. Comenzamos el 1 de noviembre para alcanzar el máximo nivel en julio. La París Niza estaba dentro de este plan. Ante mí tengo trabajo de entrenamiento, la Volta, un stage en altitud... Incluso si París-Niza era un objetivo, estoy al 95% de mi forma y puedo mejorar. Aún no tengo el peso ideal que tendré en el Tour. He hecho cuarto en el Tour, tercero de la Vuelta y estoy seguro que en julio estaré con los mejores. No sé si seré un favorito, todavía quedan cuatro meses, pero entiendo que estoy entre los cinco que pueden hacer algo en el Tour. El recorrido este año es mejor que el de las dos ediciones anteriores».

«Es algo enorme»

Añadía que ganar París Niza «es algo enorme. Pienso en el palmarés, en Tom Simpson -inglés ganador de la prueba en 1967, poco antes de morir en el Mont Ventoux en el Tour- que era mi ídolo, como para los fans del fútbol era Bobby Moore -capitán de la selección inglesa que ganó el Mundial de 1966-. Tenía ya la Dauphiné y esta París-Niza con final en el col d'Eze me recuerda la época de Kelly e Indurain y da mucho prestigio. Además cada triunfo que consigo me da mucha confianza».