El Atlético de Madrid ganó con más comodidad de la esperada la final de la 37ª edición de la Copa, disputada en Torrevieja. El Barcelona plantó cara en la primera parte, en la que incluso llegó a disfrutar de una ventaja de cuatro goles -en los mejores minutos de Saric en la portería-, pero Cañellas sostuvo al Atlético en sus peores momentos con cuatro tantos antes del descanso que frenaron al Barcelona, hicieron desaparecer su ventaja, y pusieron los cimientos para una segunda mitad en la que los rojiblancos se impusieron apoyados en una gran racha de Hombrados (34% de paradas en total, por un pobre 19% de Saric que acabó por llevarle al banquillo).

El inicio del segundo tiempo, con dos goles de Nagy (14-17) fue un espejismo que dio paso a un parcial de 5-0 que puso por delante al Atlético, que a partir de ahí empezó a aumentar su ventaja. Fueron los mejores minutos rojiblancos, con una combinación de goles de Markussen (3), Kallman (3) y Aginagalde (3) que rompieron el partido al cuarto de hora (26-21).

El Barcelona no supo jugar con el marcador en contra, pese a los intentos de Xavi Pascual para recuperar el control del juego. El Atlético de Madrid, mejor asentado en su defensa, no desaprovechaba el mal momento de los azulgranas y aumentaba su ventaja hasta los siete tantos (32-25), a menos de diez minutos del final, que hacían casi imposible la remontada.

Un parcial de 0-3, con goles de Juanín García, Igropulo y Raúl Entrerríos, intentaba enganchar de nuevo al Barça, pero el Atlético aguantó la embestida final, y luego Aginagalde se encargó de dar la puntilla al partido, con tres goles más en los cinco últimos minutos que acababan con la resistencia del Barcelona.