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DERBI | El feudo iruindarra sigue siendo una fortaleza difícil de conquistar

El Sadar baja a los leones a la tierra

Con un juego práctico y eficaz, los rojillos se pusieron con dos goles de ventaja a la media hora, diferencia que supieron mantener en la reanudación, pese al tanto de Llorente. El vertiginoso final pudo inclinar la balanza hacia cualquier lado, pero el marcador se mantuvo.

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OSASUNA  2

ATHLETIC  1

Natxo MATXIN

Como se esperaba, al Athletic se le atragantó la visita a El Sadar, que es mal sitio para acudir de resaca, aunque sea desde Old Trafford. En un partido poco plástico en la primera parte y frenético al final, los rojillos pudieron más y adelantan a los bilbainos en la pugna por Osasuna, de la que ya no se pueden apear los navarros pese a la insistencia en mantener que el objetivo es otro. Con 38 puntos en el saco y La Romareda a la vista, cualquier otro discurso resultaría absurdo.

El tempranero gol de Iturraspe determinó sobremanera la dinámica del partido. A Osasuna le vino de perlas para ganar en confianza en su labor de contención y salidas rápidas, mientras que el Athletic se vio obligado a incrementar todavía más el papel de dominador del cuero que le caracteriza la presente temporada. El técnico rojiblanco, Marcelo Bielsa, dejó en la caseta a tres hombres básicos en su esquema -Javi Martínez, Ander Herrera y Fernando Llorente-, aunque manteniendo el dibujo, con Iñigo Pérez incrustado en la línea de cuatro por delante de Iturraspe, mientras que Mendilibar insistió en la ubicación de Damiá en el lateral zurdo.

El zaldibartarra tenía clara la misión que le tocaba ayer: apretar los dientes, impedir que los leones fluyesen en su juego y aprovechar al máximo la estrategia. Ya desde el inicio se puso de manifiesto que los rojillos no iban a permitir que el Athletic fuera el que se desenvolvió a las mil maravillas en Manchester. La escuadra vizcaina sí que llegaba con mucho criterio a las inmediaciones de Andrés Fernández, pero sin mucha puntería, todo sea dicho, al tiempo que pecaba de poca contundencia para contrarrestar el juego a balón parado local.

De esa combinación, Osasuna todavía abrió más brecha en el marcador. Una jugada casi calcada a la del 1-0 -en este caso Puñal botó la falta desde el otro costado- dejó en evidencia a la línea zaguera vizcaina, cuyo nerviosismo salió a relucir en cada lance similar que se produjo. Los guarismos del electrónico no hicieron sino acrecentar la tendencia inicial: los rojillos se resguardaban bien en sus cuarteles de invierno y al Athletic no le quedaba otro remedio que lanzarse en tromba con todo el riesgo que ello conllevaba.

Los de Ibaigane demostraban que su filosofía de juego es inalterable. Balón jugado desde atrás, movimientos continuos de todos sus hombres, desmarques rápidos, pases al hueco... sendas llegadas de De Marcos e Iñigo Pérez bajo esos parámetros trataron de amortiguar la ventaja encarnada, pero su punto de mira se demostró francamente desviado. Sobre todo en el caso del segundo, que tiró a romper y se emborrachó de balón cuando la jugada reclamaba una solución más sutil.

Cambios de Bielsa

En cambio, los locales, con más oficio, apretaban mucho en sus acometidas, que transmitían bastante más peligro para un Iraizoz que no acababa de sentirse del todo seguro y al que algunos balones se le escapaban de sus manos. Los de Mendilibar, una vez más, hacían valer la eficacia que vienen demostrando en el presente curso con un juego menos vistoso, pero directo y apretando al contrario. Una coyuntura que a Bielsa no le satisfacía, por lo que trató de darle un vuelco a la situación tras el descanso.

Dispuesto a quemar sus naves, y viendo que la derrota le alejaba de los puestos europeos, el preparador rosarino dio entrada a Llorente y Herrera, dos de sus piezas indispensables. Y la pólvora del delantero internacional ya se dejó notar en el primer balón que llegó a sus botas dentro del área. El tanto rojiblanco puso más emoción al derbi y pimienta a un marcador de incierto final.

Pero fue la única ocasión en la que Osasuna vio temblar su ventaja, pues se mantuvo muy sólido atrás ante un Athletic que ya no hilvanó como en la primera parte. El cansancio europeo y el que los rojillos cerraron mucho mejor los huecos tuvo buena culpa de ello. Los locales, además, no se olvidaron de contra- golpear con cierto criterio frente a una defensa, la vizcaina, a la que solo le quedaba arriesgar -De Marcos e Iñigo Pérez pasaron por el lateral izquierdo- a la búsqueda del empate.

Locura final

Hasta que la locura llegó en el descuento. El derbi pudo caer de cualquier lado. Muniain estuvo a punto de dar la puntilla a Osasuna como en la pasada primavera, pero apareció la manopla de Andrés Fernández. A renglón seguido, el debutante Manuel pudo dejar finiquitado el envite, pero no supo resolver en el mano a mano con Iraizoz, lo que dio tiempo para que Miguel Flaño, en una mala cesión, pusiese el corazón en un puño de El Sadar, si bien Damià sacó el balón cuando ya se colaba. Con su triunfo, Osasuna vuelve a entrar en puestos europeos, desalojando de ellos al Athletic.

Mendilibar se mostró satisfecho por la labor de los suyos, algo que «hemos planteado y ensayado a lo largo de la semana», ante un rival que «te obliga a estar siempre atento y no despistarse», pese a que el vizcaino tenía muchas bajas.

Bielsa coincidió con el zaldibartarra que fueron los rojillos quienes impusieron su fútbol, pues «siempre nos impidieron salir jugando, solo a través de rebotes y pelotas divididas». El rosarino negó que el esfuerzo realizado en Old Trafford hubiese pasado factura.

 

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