Mikel INSAUSTI

En el estreno de “John Carter” la crítica no tiene mucho que decir y quién manda es el público que paga su entrada, aunque son los analistas de mercado a los que les toca ahora dar el aprobado o suspenso definitivo a las cifras de recaudación. Y no hace falta ser un genio de las finanzas para darse cuenta de que Disney se enfrenta a un grave problema, porque los números no salen. Es prácticamente imposible que la película alcance en la taquilla mundial los 700 millones estimados como imprescindibles, tras un primer fin de semana con un rendimiento por debajo de las expectativas creadas por una megaproducción de 250 millones de dólares, más otros 100 de publicidad. Un desorbitado coste que hace más hiriente la derrota en los cines de los EE.UU. ante la cinta de animación “Lorax”, al igual que en el Estado español resulta también humillante que la comedia francesa “Intocable” haya obtenido un mejor promedio por sala, teniendo en cuenta que su lanzamiento ha sido más modesto y con una cantidad total de copias muy inferior.

A los animadores de Disney habría que decirles aquello de “zapatero a tus zapatos”, en vista de lo mal que ha funcionado el paso de Andrew Stanton, realizador de “Wall-E”, al cine de imagen real. Los actores de carne y hueso no son tan manejables como las personajes generados por ordenador, y del estelar Taylor Kitsch poco o nada ha podido sacar Stanton, dada su absoluta falta de carisma. Con un héroe que no atrae y unos secundarios irreconocibles bajo el disfraz marciano, como es el caso de Willem Dafoe, sólo queda una aventura demasiado infantilizada con respecto al toque “pulp” del centenario original literario de Edgar Rice Burroughs. Esta adaptación llega demasiado tarde, puesto que han sido muchas las películas influidas por la estética de “La princesa de Marte” que se le han adelantado, en especial la reciente “Avatar”. En consecuencia el paisaje y las criaturas de Barsoom resultan muy vistos, junto con la acción bélica que allí se desarrolla.