La convocatoria de huelga general ha servido para despertar a la juventud de Iruñerria, que se ha levantado con ánimo, fuerza y confianza en sí misma. Su desafío del jueves, con una potente huelga estudiantil de Ikasle Abertzaleak seguida de una doble manifestación por la mañana y por la tarde, dio paso ayer a una acampada en el centro de la capital. Poco después del mediodía y siguiendo el sonido de un acordeón, en solo unos minutos se montó un campamento anticapitalista con una docena de tiendas junto al kiosco, a las que a lo largo de la tarde se sumaron más. Al mismo tiempo, la Plaza Ezkaba de Antsoain fue tomada por una segunda acampada «para parar los pies al PP, la banca y la patronal».

El movimiento juvenil de Iruñea considera que tiene mucho que decir de cara a la huelga general del día 29, a la que acudirá con columna propia. En los folletos que repartieron desde el puesto de información del campamento, se reivindican como el fruto de una lucha que viene de atrás, como «los hijos y nietas» de las generaciones pasadas. «La unión hace la fuerza y somos conscientes de nuestra fuerza para luchar por todo lo que, mediante reformas y recortes, intentáis arrebatarnos y que a nuestros padres tanta lucha les costó conseguir».

Los jóvenes se sienten la víctima principal de la crisis, puesto que el viraje neoliberal con el que se pretende combatir la situación económica ha hipotecado su futuro. La nueva reforma laboral abre la vía, por ejemplo, a que los jóvenes permanezcan bajo contratos de formación y cobren el 75% del sueldo hasta los 33 años, incluso cuando cobran el salario mínimo interprofesional (641 euros). Es decir, la reforma del PP ha abierto la vía al empresario para pagar a los jóvenes 480 euros al mes. A esto hay que añadir que el paro entre los menores de 25 años aumentó en Nafarroa en más de un 8% de enero a febrero de este año.

La acampada, que pareció peligrar durante la primera hora por la actitud de la Policía Municipal, se entronca dentro de lo que los jóvenes han llamado Martxoko Iraultza, una revolución que ellos mismos están difundiendo a través de las redes sociales (como el hashtag #martxokoiraultza de Twitter).

Los intentos de desalojo por parte de la Policía se desactivaron sobre las tres de la tarde, cuando los agentes recibieron la orden de desistir. En un primer momento, censuraron una pancarta que se iba a colgar de árbol a árbol, pero los vecinos y los curiosos que se arremolinaron en torno a las tiendas de campaña salieron en defensa de los jóvenes. «Habéis despedido a los jardineros y ahora retiráis pancartas porque decís que dañan la corteza de los árboles. ¡No tenéis vergüenza!», espetó a los agentes un anciano cuando trataban de arrebatar a la juventud una pancarta contra el capitalismo. La Policía Municipal, tras identificar a varios jóvenes e impedir la entrada a la acampada de bombonas de gas, les comunicó que la protesta estaba prohibida. Los jóvenes respondieron que esta era una movilización pacífica y que su intención era aguantar el fin de semana «pasara lo que pasara» y luego, «ya veremos».

La movilización de los jóvenes tiene un ánimo transversal: luchan por su futuro de forma solidaria, reivindicando un nuevo modelo económico y social. La acampada coincidió en tiempo y lugar con una manifestación de SOS Racismo, que quiso lanzar un llamamiento a los trabajadores para que paren el jueves que viene en solidaridad con las personas sin papeles, pero también en defensa de la renta básica, cuya restricción por parte del Gobierno navarro ha supuesto un golpe terrible para los colectivos más precarizados y desprotegidos.

Pronto se vio la sintonía entre ambas movilizaciones. La juventud acogió con aplausos a la manifestación de SOS Racismo y compartieron micrófono para sus reivindicaciones. «Todo nuestro apoyo a SOS, nadie es ilegal y nadie puede ser discriminado por su sexo o procedencia», aseguraron los jóvenes. «Esta acampada es un basta ya a todas estas políticas», aseguraron. La acampada de la Plaza del Castillo también coincidió por la tarde con una gran protesta contra los recortes de ANFAS, la principal asociación de apoyo a los discapacitados del herrialde.

A las acampadas de Iruñea y Antsoain se ha sumado la organizada en Errenteria por la Asamblea de trabajadores en paro, que ha llevado a cabo una iniciativa similar desde la tarde del viernes, y que concluyó ayer con una manifestación.

En Gasteiz, diferentes colectivos realizaron un llamamiento a que «todo el pueblo salga a la calle» a protestar contra unas leyes que «empeoran las condiciones de vida y los derechos de las personas trabajadoras de nuestro pueblo».

Desafío antiautoritario

Las movilizaciones juveniles que arrancaron el jueves pasado en Iruñea se han caracterizado por desarrollarse pacíficamente, pero también por un alto nivel de desafío a la autoridad. Por el momento, solo se ha contabilizado un herido. Se trata de uno de los dos jóvenes que fueron detenidos en la Txantrea el jueves por la mañana y que fue placado brutalmente por los agentes, lo que provocó su hospitalización. Fue dado dado de alta esa misma tarde.

Los jóvenes acudieron a la comisaría para exigir su liberación y cortaron la calle en ese mismo lugar. Aguantaron durante más de media hora, pese a estar rodeados por los antidisturbios. Ayer supieron aguantar las presiones de la Policía Municipal, generándose unos minutos de tensión cuando intentaron arrebatarles la pancarta. Al final, los policías cedieron.