Todavía hoy los jugadores rojiblancos y el propio Marcelo Bielsa, amén de la afición, deben preguntarse cómo es posible no haberse venido con los tres puntos de Granada. Porque el punto sacado ayer lo fue por fe, más que por puntería. Y es que ayer parecía de esos días en los que por mucho que lo intentes, por mucho que te empeñes, está, como decía aquel, `de que no'. Pero este Athletic insurrecto, a pesar de los pesares y de todas las piedras en el camino, tuvo fe y remontó un resultado tan adverso como injusto, para igualar y hasta poder ganar un partido extraño de auténtica locura.

Salió de inicio el Athletic encarajado y al minuto de juego, dos carajas consecutivas de Llorente y Javi Martínez en tareas defensivas dieron con el balón en los pies del vizcaino Mikel Rico, cuyo disparo rechazó Iraizoz y Jaime, llegando de atrás, no desaprovechó. Un tanto que dejó a los leones desnortados durante algunos minutos, a merced de un Granada que pronto replegó líneas ante el empuje de los bilbainos, merced a ese necesario control del balón que requiere para desplegar su juego.

A los diez minutos, la banda derecha del Athletic ya mandaba sobre el rival. Dominio, posesión, robó del balón arriba, pero esta vez ni siquiera fue por falta de definición, porque ni eso propusieron los de Bielsa. El Granada pronto entorpeció las peligrosas combinaciones de Iraola, Susaeta y De Marcos y el equipo, dominador absoluto, sí cayó en demasiados balones largos a ninguna parte.

A la media hora de juego la posesión para los visitantes era del 68% y ni un tiro a puerta. Fue Uche el que remató fuera una volea en el minuto 23. Y en ese querer y no poder de los leones, llegó en el minuto 37 el penalti y la expulsión nazarí. Una vaselina de un acelerado, desacertado y marrullero ayer Muniain puso el balón en bandeja a Iraola que cayó derribado por Jaime, el autor del gol, al ir a rematar. Esta vez no hubo discusión, Llorente asumió la responsabilidad, colocó, eso sí, mal la pelota y la tiró alta. Ni por esas. Lo de este equipo y los penaltis es de juzgado de guardia. El Athletic ha fallado 13 de los últimos 28 penaltis que ha lanzado en la liga, 5 de ellos Llorente, su cuarto marrado consecutivo.

Bielsa movió ficha tras el descanso, Ibai por un desacertado Aurtenetxe, y los leones pusieron, literalmente, sitio a la portería rival. La tuvo Muniain, solo ante el portero, y pecó de egoista -entre otras cosas más ayer- al no pasar el balón a Llorente o Ibai. Parecía el sitio granadino de los Reyes Católicos a Boabdil, cercando el área nazarí. Un desmelene que le pasó factura con peligrosas contras y en una de ellas, Geijo hizo el 0-2. Increíble.

Faltaban solo quince minutos, pero el equipo, con Toquero, Ibai y Gabilondo ya sobre el césped, tuvo fe, creyó en sus posibilidades, no renunció a nada. Toquero la peinó fuera. No era el día. Llorente se redimió y acortó de cabeza y Susaeta empató en el 87 tras otro remate del `9'. Incluso la tuvo Toquero en un simulacro de chilena que el portero sacó del mismo larguero. Se escapaban dos puntos, se ganaba uno. No estuvieron finos los leones, pero creyeron. Benditos.