Mikel INSAUSTI

En “Hora menos” se dan dos circunstancias que suelen crear división entre los asistentes a los festivales de cine, al coincidir que se trata de un primer largometraje con que denuncia la situación de la mujer obligada a inmigrar. Hay quien adopta una postura paternalista y perdona los fallos del principiante a la vez que valora sus buenas intenciones, frente a los que, por el contrario, lamentan y condenan la oportunidad perdida para haber hecho verdadero cine social con la decisión y valentía que se le deben exigir a alguien que empieza. Esto explicaría que la película del venezolano Frank Spano recibiera en Madridimagen los premios Ópera Prima y del Jurado Joven, mientras que en el Festival de Málaga fue considerada por parte de la crítica allí desplazada como la peor película de la Sección Oficial a concurso. Al actor de series televisivas que ahora se ha pasado a la realización cinematográfica se le nota la influencia del medio del cual procede, ya que “Hora menos” transita por caminos más convencionales de lo que exigía su punto de partida argumental.

Y aunque la narración arranca en el tiempo presente para que la historia que cuenta Spano adquiera la forma de un gran “flashback”, la vida de las dos protagonistas gira por entero en torno al impacto emocional causado por las trágicas inundaciones de Vargas en 1.999, de las que Venezuela no se ha recuperado todavía. La joven actriz nativa Erika Santiago parece comprender mejor la dimensión de lo ocurrido, ya que transmite una mayor naturalidad que su compañera de reparto, como si la más curtida Rosana Pastor se sintiera un poco fuera de contexto. La posible comparación con “Thelma y Louise” no le hace tampoco ningún favor a la película, entre otros motivos, porque aquí no hay carreteras sino un mar que cruzar. Además, la solidaridad femenina aflora al llegar a Canarias, donde la extranjera lleva las de perder en ese viaje en sentido inverso al de su valedora, y cuya responsabilidad política no se llega a definir.